Por Yuly Carreño

La cuenca del río Caura es considerada una de las áreas boscosas más importantes del mundo, dada su gran variedad de especies animales y vegetales, su potente caudal de agua y su diversidad cultural.

Se ubica al suroeste de Venezuela y abarca los municipios Sucre y Cedeño del estado Bolívar, el más extenso del país. Es un territorio de cinco millones de hectáreas que alberga Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE) tan importantes como el Parque Nacional Jawa Sarisariñama y la Reserva Forestal El Caura, decretada así desde 1969 por los valiosos bosques que posee.

Según datos manejados por diversas instituciones, entre ellas Fundación La Salle, la cuenca del río Caura posee el 32% de las especies animales registradas en Venezuela, incluyendo 168 mamíferos, 475 especies de aves y 441 especies de peces; además del 17% de la diversidad vegetal del país.

Científicos la consideran “una de las últimas fronteras forestales de bosques húmedos del planeta que se conserva prístina”, cualidad que le permite combatir el calentamiento global, al producir más de 700 millones de toneladas de carbono y cerca del 0,14% del oxígeno del planeta.

Si bien el Alto Caura no es una zona de cultivo tradicional del cacao (el estado Bolívar ni siquiera figura como entidad productora de cacao del país), varias comunidades indígenas integradas principalmente por la etnia yekuana, han apostado por este rubro para fortalecer su economía.

Una aventura 100% fluvial
Los Yekuana buscan una mejor calidad de vida a través del cacao

Ruta de aventura 

La ruta no es nada sencilla. Es un largo y extenuante recorrido, pero a la vez una experiencia inolvidable repleta de extraordinarias vistas y el contacto con la cultura de un territorio único en el mundo.

El itinerario lo iniciamos en Ciudad Bolívar hacia la población de Maripa, capital del municipio Sucre, uno de los 11 municipios del estado Bolívar. Hay que transitar por la troncal 19 aproximadamente 232 kilómetros durante unas tres horas. Luego, desde el Puerto de Maripa, comienza un exigente viaje en curiara por el caudaloso río Caura, el tercero más grande del país.

Es una travesía de 12 horas continuas navegando por el río. Toda una aventura. Acompañada, eso sí, de fascinantes y magníficos paisajes. Desde allí se destacan las comunidades Las Trincheras, Nichare y el Campamento El Playón, el último lugar de navegación por el río (base del Salto Pará).

Aripao, Bejuquero, Cochino, La Colonial, Por la mar, Puerto Cabello, La Poncha, Chaparro, Fortuna, Palmar, Zuapire, son otras comunidades cercanas habitadas por indígenas de distintas etnias como pemones, yekuanas y sanemas, ubicadas a orillas del río Caura.

Cascada única

El mayor atractivo turístico de la zona es el Salto Pará, al que también llaman Salto de Las Pavas o Salto Cuyuvi. Se estima que aporta un caudal de 2050 metros cúbicos de agua por segundo. A esta admirable cascada solo se puede llegar a pie luego de una caminata de al menos tres horas.

El desafío de andar en medio de la selva, en contacto con un invaluable territorio de flora y fauna privilegiadas, por momentos queda rezagado al encontrarse con esta imponente caída de agua que, en época de lluvias, supera a las Cataratas Victoria en la frontera de Zambia y Zimbabue en África, y a las Cataratas de Iguazú en la frontera entre Brasil y Argentina.

El ingeniero Francisco Betancourt guía a los yekuana en el proceso de siembra y cosecha de cacao
El ingeniero Francisco Betancourt guía a los yekuana en el proceso de siembra y cosecha de cacao

Genuino interés 

Después de este salto, el trayecto continúa unas horas más pasando por el sector llamado Entre Ríos, donde confluyen las aguas del río Caura y el río Erebato hasta llegar a la comunidad de Anadekeña Sodiña, (que en lengua yekuana significa Boca de Piña), ubicada en la cuenca alta del río Caura.

Aún es una zona muy incipiente si la comparamos con otras regiones productoras del país, pero aquí los productores indígenas tienen un genuino interés en aprender sobre cacao. Lo demuestra la iniciativa de agruparse en la Asociación de Productores de Cacao de la comunidad de Anadekeña Sodiña, con un objetivo en común: el aprovechamiento de las bondades del legendario fruto.

Y aunque la cuenca del Caura es más conocida por los efectos ambientales de la minería ilegal que por su producción agrícola, en algunas zonas hay un potencial para la producción cacaotera que, bajo condiciones adecuadas, permite el desarrollo sustentable de sus habitantes.

Al menos eso creen en Chocolates El Rey. En esta lejana geografía estuvo el ingeniero agrónomo Francisco Betancourt, quien en representación de esta reconocida empresa realizó un diagnóstico de la situación técnica de las plantaciones de cacao y su calidad.

En Anadekeña Sodiña se destacan “plantas de genética trinitaria de no más de 10 años encepadas y sin poda de formación alguna, con entre tres y cinco mazorcas por planta en época de baja cosecha lo que es una buena señal. Las distancias de siembra regularmente de 3x3m y algunas de 3x4m prácticamente sin plantas faltantes, en algunos casos sombra excesiva y en otros sombra insuficiente, sin enfermedades de importancia como escoba de bruja o gota que son las más comunes en cacaotales en esta condición, esto sin duda es un buen augurio”, explica el también Gerente de asuntos agrícolas de Chocolates El Rey.

Los Yekuana buscan una mejor calidad de vida a través del cacao
Los Yekuana buscan una mejor calidad de vida a través del cacao

Asistencia para mejorar

Ante el desconocimiento de técnicas para tratar de forma apropiada el cacao, los productores de Anadekeña Sodiña lo manejan de forma idéntica a como llevan el conuco, a través de la tala, quema y limpieza de la zona.

Para Francisco Betancourt son necesarias técnicas que mejoren la calidad del cultivo del cacao, como por ejemplo “no talar todo el bosque y realizar una poda selectiva de árboles de sombra permanente que no sirvan. La verdad es que nadie les había dicho que esto se podía hacer y eso pone de manifiesto que requieren mucha asistencia técnica”.

El interés de las comunidades por el cacao incluye otros aspectos como el proceso de injertar, el abono, el secado y la fermentación de los granos.

Las mujeres son y serán símbolo del trabajo con cacao en Venezuela
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Fermentación y secado

Dentro de las muestras de cacao de estas comunidades indígenas se distinguen cacaos F1 (cacao fino de primera que consiste en un grano fermentado) y algunos insuficientemente fermentados F2 (cacao fino de segunda que corresponde al grano no fermentado).

“Detectamos algunas fallas como cajones muy bajos que impiden que la masa fermentante llegue a temperaturas adecuadas y por ende a una insuficiente fermentación, solo cinco días de fermentación en algunos casos y falta de estandarización de los protocolos de secado”.

A pesar de estas deficiencias, los productores de la zona han logrado, por ejemplo, mantener un almacén de grano muy bien organizado en el que “los sacos están ordenados y marcados con el nombre de cada productor, llevan un cuaderno con los datos de producción anual, además de un control de mermas por pesaje cada mes. Los sacos están envueltos inicialmente en bolsas plásticas y luego en un saco poroso de material sintético de color blanco, en mi criterio almacenado con humedades por debajo del 8%, están embalados así porque debe ser transportado por el mismo río, raudales y montaña”.

El tema “costos” es un dilema a la hora de transportar productos hasta allí
El tema “costos” es un dilema a la hora de transportar productos hasta allí

Traslado y financiamiento

El tema de los costos asociados al traslado es otro de los aspectos fundamentales para los cacaoteros, considerando las largas distancias que los separan de Maripa, donde se vende el cacao, entre otros, a la reconocida Agropecuaria Aprocao.

Este y otros aspectos son primordiales para el mejoramiento definitivo de la calidad del cacao que se produce no solo en Anadekeña Sodiña, sino en otras comunidades como Santa María de Erebato, donde los productores también están interesados en capacitarse en el manejo agronómico del cacao.

La iniciativa que han tenido los indígenas de estas comunidades requiere un gran impulso. El financiamiento para una infraestructura de almacenamiento en Maripa, la donación de herramientas para la poda (como motosierras extensibles o tijeras) y establecer relaciones comerciales directas con algunas empresas interesadas en comprar el cacao que allí se produce, como es el caso de Chocolates El Rey, representan algunas de las necesidades de los productores yekuanas.

En estos tiempos de austeridad y fluctuación de precios en industrias como el petróleo o la minería, el cacao del Alto Caura se destaca como una planta mítica y legendaria, custodiada celosamente por pueblos originarios que buscan preservar su acervo cultural.

Quizás llevada por Dios a los confines de este antiguo territorio, sin duda espera convertirse en una importante fuente de ingresos para el futuro de esta y nuevas generaciones.