Por Juan Pablo Crespo

Fotos: Liliana Elías

Para ella el campo tiene algo mágico, inspirador… algo parecido a lo que decía el poeta inglés William Cowper: “Dios hizo el campo, y el hombre la ciudad”.

Y como el campo es su segunda casa, conversar con ella vía telefónica no es precisamente pan comido. Finca adentro la señal de su celular muere, como si la tierra sagrada se encargara de imponer sus propias normas. La ingeniera agrónomo Andreína Portillo disfruta y aprovecha cada contacto directo con el productor de cacao; dice que la sensibiliza, le abre los sentidos y fortalece sus conocimientos. Por algo su leitmotiv es “sin cacaoteros no hay chocolate”.

Portillo trabaja para Chococao como coordinadora del Plan Cacao-Sur del Lago (en alianza con Nestlé), al occidente venezolano. Su tarea le permite atender al primer y más importante eslabón de la cadena. “Conocer al productor me ayuda a sensibilizarme con el rubro y su gente, a palpar los problemas que los afectan y así establecer los caminos adecuados para el impulso del cultivo y sus protagonistas”, dice la también catadora con maestría en ciencia de los alimentos en la Universidad del Zulia. “Soy una investigadora técnica, pero quien realmente sabe lo que pasa en el campo es el productor”,  agrega la melómana antes de tomar un avión hacia Maracay (Estado Aragua) para formar parte de un taller de catación.

Chococao es un centro de beneficio de cacao ubicado en el estado Zulia. La empresa cuenta con los secadores más amplios de Venezuela,  31 cajones de fermentación y 69 gavetas de secado. Unos 800 productores de los estados Mérida, Trujillo y Zulia surten a Chococao de la principal materia prima del chocolate. El Plan Cacao se engancha como un programa de apoyo integral al productor que incluye acompañamiento técnico, transferencia de conocimientos y nuevas tecnologías, beneficiando a pequeños y medianos productores.

En ese trabajo de campo Portillo ha constatado que el productor suele ver su parcela o finca como un conuco, lo que limita el desarrollo de todo el potencial de la tierra. “Es necesario impulsar un cambio de actitud. Los productores deben tener un control administrativo de la finca en todos los aspectos de manera que su actividad sea rentable y sostenible. Con este perfil de productor la generación de relevo se sentirá más motivada para seguir con la actividad”.

-Pregonas constantemente que sin cacaocultores no hay chocolate, ¿por qué?
-Porque los cacaocultores son quienes producen la materia prima del chocolate y si nosotros no promovemos la producción de cacao a través del manejo integrado del cultivo, de manera que aumente los rendimientos por hectárea, y por ende mejore la calidad de vida de nuestros productores será imposible que se cumplan las metas. Esto se traduce en que nuestro principal aliado debe ser el productor y, por ende, el fortalecimiento del campo es un norte a seguir.

-Entonces como país deberíamos ahora más que nunca volver la atención hacia el campo…

-Así es. Fíjate que desde la época de la colonia nunca hemos producido más de 25 mil toneladas de cacao porque no hemos fortalecido el campo. No es suficiente creer o saber que tenemos el mejor cacao del mundo, es necesario llevarlo a la práctica y demostrarlo integralmente. En este sentido considero importante el establecimiento de planes y proyectos que caminen conjuntamente con el Estado, la empresa privada, las universidades e institutos especializados para que reimpulsemos la producción de este rubro, sobre todo la productividad y rentabilidad. Recordemos que el rendimiento nacional es muy bajo.

Cada día decenas de trabajadores dan lo mejor de sí para cultivar un cacao extraordinario

Rescate del prestigio

La atención integral al productor y al cacao deben conformar una llave inseparable para el rescate de nuestros cacaos criollos, ahora en condición de riesgo, al menos para el análisis de Portillo. Aprovechar la reanimación de la cacaocultura puede ser una buena excusa para unir a todos los sectores.

-¿Y cómo empujamos esa productividad y rentabilidad?

-Con directrices de Estado que nos garanticen políticas de financiamiento para los productores, que nos aseguren los centros de propagación de plantas y los bancos de germoplasma para la generación de semillas de calidad y, sobre todo, rescaten el prestigio de nuestros cacaos criollos. No podemos dejar de lado nunca la transferencia de conocimientos a nuestros productores mediante la asistencia técnica y la organización de los productores. Y para mejorar la producción es necesario aumentar la densidad de siembra por hectárea, 1111 plantas/Ha, sembradas tres metros por tres metros y realizar una fertilización precisa según las condiciones de suelo. También tenemos que tener un manejo adecuado de la poda y control de plagas y enfermedades. Todo esto nos permitirá la sostenibilidad de cualquier plan.

-Hablas de rescatar los cacaos criollos, ¿están en peligro?
Sí porque desde hace mucho tiempo se han introducido materiales con características distintas al criollo. Esos cacaos son más rústicos, aunque más resistentes a plagas o enfermedades, por tal motivo estos se han cruzados con los cacaos criollos. Aquí el cultivo de esta semilla se maneja como un conuco, por decirlo de alguna manera, así que los que resisten a la desatención son los cacaos híbridos o forasteros. Tenemos una deuda pendiente con el país.

-Tenemos que recordar además que nuestro cacao fue decretado rubro bandera y el chocolate un alimento estratégico para la alimentación del venezolano…

-El cacao venezolano es un rubro estratégico entre otras razones porque es muy apetecido en los mercados internacionales y por lo tanto puede ser un gran generador de divisas. Lo que la naturaleza nos ha regalado puede ser pieza clave para empujar el fomento del aparato productivo nacional. El chocolate, por su lado, es un alimento nutritivo y que además tiene beneficios para salud importantes por sus propiedades antioxidantes y sus vitaminas.

-Existen buenos planes y esfuerzos en pro del sector cacaotero venezolano, pero al parecer se diluyen los resultados porque no se rema en equipo…

-Ahora experimentamos un reimpulso de la cacaocultura en Venezuela, sin embargo, mientras existan esfuerzos aislados no podemos esperar el mejor de los resultados. Esto debe ser un trabajo de equipo, solo así podremos hacer de la producción de cacao una actividad rentable y de ingresos importantes para el país.

-¿Cuántos bancos de germoplasma crees que le hacen falta?

-Es difícil dar una respuesta exacta. Al menos en el Plan Cacao Sur del lago tengo el requerimiento de un millón de plantas y nosotros tampoco abarcamos a todos los productores. Este es un punto, como muchos otros, que el país debe analizar para saber cuántos bancos de germoplasmas y viveros se requiere. Esto lo respondemos, insisto, con un proyecto cacao constituido con políticas y estrategias bien definidas en el corto, mediano y largo plazo.

-¿Están en otras latitudes tan interesados en el cacao venezolano?

-Nuestros cacaos son muy demandados en el mundo principalmente por los chocolateros del sector gourmet, debido a la calidad de aromas que ofrecen, sabores afrutados intensos y poco amargos que le aseguran un toque exquisito a distintos chocolates y bombones del planeta.

Primero lo primero…

El productor debe estar primero, de lo contrario el chocolate estará en riesgo. Portillo recomienda ajustar los protocolos de manejo de postcosecha de acuerdo con las condiciones edafoclimáticas de cada zona.

-Usted es una de esas mujeres que sale a trabajar al campo, a recorrer comunidades cacaoteras y conversar con sus protagonistas… ¿qué siente  prepararse para salir a caminar el suelo fértil?
-Pienso en lo que siempre digo: Sin cacaotultores no hay chocolate. De esta manera siento que estoy lista para aportar mi grano de arena al primer eslabón de la cadena que es el productor. Y conocer al productor me ayuda a sensibilizarme con el rubro y su gente, a palpar los problemas que los afectan y así establecer los caminos adecuados para el impulso del cultivo y sus protagonistas. Yo soy una investigadora, pero quien realmente sabe lo que pasa en el campo es el productor”.

-Tomando en cuenta esa experiencia de campo, ¿qué prácticas debemos cambiar para mejorar?
-Debemos ajustar nuestros protocolos de manejo de postcosecha de acuerdo  con las condiciones edafoclimáticas de cada zona. Si bien es cierto existen unos protocolos estandarizados, la práctica en el campo me ha demostrado que esos protocolos hay que relacionarlos con las condiciones edafoclimáticas, esto habitualmente no se hace. Las condiciones edafoclimáticas son importantes porque de estas depende la evolución de procesos como fermentación o secado y tomando en cuenta esas condiciones pudieran o no aplicarse ciertos protocolos. Esto quiere decir que a partir de esas condiciones será necesario entonces ajustar el protocolo para que, por ejemplo, la fermentación sea la correcta o adecuada.

Un consejo de Portillo para los productores: “dejen de ver su unidad de producción como un conuco y empiecen a verlo como una empresa”

-¿Cuál es el primer consejo que le regalas a un productor cuando se te presenta la oportunidad?
-El primer consejo que ofrezco es que deje de ver su unidad de producción como un conuco y lo empiece a ver como una empresa. En este sentido, es necesario impulsar un cambio de actitud. Los productores deben tener un control administrativo de la finca en todos los aspectos de manera que su actividad sea rentable y sostenible. Con este perfil de productor la generación de relevo se sentirá más motivada para seguir con la actividad.

Andreína Portillo tiene en los campos además de su segunda casa la otra escuela que nunca termina de enseñarle sobre el dinámico mundo del cacao. La investigadora no deja de recordar que sin cacaocultores no hay chocolate. Para ella, un cambio en el “chip” del productor es clave para fortalecer el rubro venezolano.