Por Juan Pablo Crespo

Fotos: Liliana Elías

“Conservacionista”, así puede resumirse en una palabra el árbol de cacao denominado “cacaotero”, porque armoniosamente comparte espacios con otros árboles. Además, para que pueda dar lo mejor de su generosidad demanda un cuidado especializado.

Debido a que se cultiva en una banda geográfica estrecha cerca del Ecuador producto de los requerimientos climáticos y de lluvia, la planta tropical (Theobroma cacao L.) crece en bosques cálidos y húmedos alrededor del planeta y bajo doseles o capa de ramas y hojas formadas por las copas de árboles vecinos más altos.

La tierra en la que echa raíces debe ser rica tanto en nitrógeno como en potasio, además  poseer humedad durante la época seca. El cacaotero necesita también suelos profundos que permitan que las raíces penetren con facilidad, libre de obstáculos como piedras y gravas.

Las temperaturas favorables para la protagonista natural de esta nota pueden ubicarse en una banda entre los 15° y los 30° centígrados como máximo. El árbol de cacao requiere buena pluviometría (aproximadamente entre 1.200 y 2.500 mm por año) y una higrometría superior al 80%. Este último aspecto se refiere a la parte de la física que estudia la producción de la humedad atmosférica y la medida de sus variaciones.

Los trinitarios son cacaos fuertes y de muy buen sabor y aroma

El trío perfecto

Existen varias especies, aunque las más conocidas son el Criollo, el Forastero y el Trinitario. El grano Criollo es más frágil y escaso (alrededor del 7% de la producción mundial),  aunque popular en países como Venezuela, Ecuador, Colombia o Madagascar e ideal para la elaboración de chocolates finos por su sutileza y riqueza aromática. El grano Forastero (cerca del 75% de la producción global) es más resistente a enfermedades, pero de menor calidad que el primero, es amargo y ligeramente ácido, con mucho tanino y astringencia (que se nota en la lengua). El Trinitario es un híbrido que se obtiene a partir de las variedades Criollo y Forastero y por lo tanto incorpora aspectos de las variedades de los dos anteriores.

La ingeniera agrónoma Rosa Villasmil explica que la planta de cacao debe crecer en un vivero por un tiempo “máximo de cinco meses”. Advierte que “tras ese tiempo, entre otros problemas, puede presentar algunas malformaciones porque la raíz corre el riesgo de ahorcarse por falta de espacio”.

Y tras la etapa de vivero “debe pasar al campo definitivo, donde se le debe suministrar una sombra temporal, con plantas musáceas como el plátano, porque la planta del cacao es muy sensible al sol”, detalla la investigadora de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia (occidente venezolano). También debe suministrarse y según los cosas una sombra permanente con, por ejemplo, árboles frutales o maderables.

De una buena poda depende una buena cosecha

Poda, etapa clave  

Nuestra planta tropical tiene una raíz principal denominada pivotante que crece recta hacia abajo hasta unos dos metros y raíces secundarias hacia los lados. El tallo es recto y “lo ideal es que tenga uno solo. Aquí la poda es clave para garantizar un único tallo”, explica la experta.
Destaca Villasmil que la poda de estos árboles es importante para una mejor producción y cosecha. La época más apropiada para realizar las podas es la seca y durante el período de transición o cuando no hay flores ni frutos. En los primeros años es valioso realizar podas de formación y luego de mantenimiento o producción. También es necesaria la aplicación de podas fitosanitarias para controlar algunas enfermedades y podas de rehabilitación.

Las ramas del árbol de cacao son dimórficas, es decir, unas son de crecimiento vertical hacia arriba u ortotrópicas, mientras otras son de crecimiento oblicuo hacia afuera o plagiotrópico.

Las flores se forman directamente en el tronco o ramas, son pequeñas y se producen en racimos llamados cojines florales. Su color varía de acuerdo con la variedad del cacao y su forma es muy similar a una estrella de cinco puntas.

Los frutos también tienen distintos tamaños y formas según la variedad genética, y miden de 15 a 30 centímetros de largo. En su interior poseen entre 20 y 50 semillas, de las que posteriormente se produce el chocolate. El cacaotero presenta dos picos de producción al año y es a partir del tercero que  comienza a dar fruto, que dentro de la clasificación botánica de cacao es una drupa generalmente conocida como mazorca.

Según el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), el ciclo de vida biológica del cacao es de más de 100 años, pero su vida económica por lo general no pasa de los 40 años, aunque esto depende de factores como “calidad del suelo, clima, el germoplasma, manejo y los contextos socioeconómicos asociados a las fluctuaciones de precios”.   

Rosa Villasmil considera que el cacao es un cultivo conservacionista, puesto que el sistema cacao se siembra con especies forestales o frutales como sombra permanente, mientras cultivos como las musáceas son utilizados como sombra temporal y muchas veces es asociado con otros rubros de consumo directo para el productor, generando así un bosque cacaotero. ¡Honor a nuestro noble árbol de cacao!