Por: Yesibeth Rincón / @yesirincon
Fotos: Cortesía Emma Torrealba

“Tierra de gracia” es su orgullo, su creación, su mayor obra. Tan magnánimo como la tierra que la vio nacer hace  50 años.  Su sabor es semejante al país, con una mezcla de frutas,  flores y el amor con que fue temperado y moldeado.

“Es un mismo chocolate en diferentes porcentajes dependiendo del cacao, porque hay cacao al que no puedes ponerle mucho azúcar porque le matarías el sabor. Por ejemplo, hice uno al 62,5% de cacao, tengo otro al 70% que lo están usando muchos bomboneros y están encantados porque es un chocolate para sacarle todo el sabor del cacao y que no tiene nada de aditivo químico.  Sabe mucho a Venezuela, él tiene unos sabores impresionantes, ricos, no es absolutamente amargo porque el cacao nuestro tiene unos tonos que lo que uno tiene que hacer es jugar con él para sacarle esos tonos tan sabrosos de flores y frutos”, expone la caraqueña Emma Torrealba de su tableta, Tierra de gracia.

Emma es una de las tantas mujeres que encontraron una oportunidad de echar hacia adelante al ser una de las beneficiadas por la Asociación Civil Trabajo y Persona, en la chocolatería se inició en el 2014 cuando ingresó al taller de Emprendimiento del chocolate.

“Un día de trabajo para mí implica escoger los granos, separarlos por tamaño, tostar, luego descascarillar, empezar a formular, moler, premoler, formular”.

Se dedicaba al comercio y hasta trabajó atendiendo hoteles en Margarita, pero el mundo del cacao le tenía preparada una sorpresa, los éxitos no pararían desde entonces.

“Desde la primera vez que yo hice un bombón quedé maravillada”, describe su experiencia en el arte del chocolate. En Trabajo y Persona , a los que considera sus “ángeles de la guarda”, aprendió la bombonería, pero con el transcurrir del tiempo se enamoró del proceso de elaboración del chocolate. “Doy talleres de bombonería y hago bombones, pero lo que me encanta es hacer chocolate”.

Se formó en la Escuela de Chocolatería de la Alba e hizo pasantías en Cacao de Origen con María Fernanda Di Giacobbe, y allí fue donde se enamoró del chocolate.

Bombok2 la llevó al éxito

“Tenía casi un año metida en el mundo del chocolate, pero no terminaba de tomar la decisión de hacerlo, de crearlo yo misma. Después, cuando tomo la decisión, empiezo en un taller de manejo agronómico del cacao en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, hasta las pasantías en Cacao de Origen, pasando por la Escuela de Chocolatería de la Alba”. Una cosa vino detrás de la otra hasta que decide emprender con su propio negocio Bombok2, los creadores de su “Tierra de gracia”, en donde comparte créditos con sus dos primas: Ilda Piñate y Osmary Medina, a  las que les trasmutó su pasión y amor por este arte.

Tierra de gracia, el chocolate de Emma Torrealba, para disfrutarlo hasta el último cuadrito.

“Bombok2 es un postre de la región de Paria. Me encantó ese nombre, además que el postre es muy rico, yo soy enamorada de las cosas de Venezuela, un gran país, y hay que darle el respeto que se merece esta tierra, por eso cada cosa que hago de chocolate tiene que ver con esta tierra hermosa y maravillosa”, exclamó desde su lugar de trabajo, en Caracas, emocionada y orgullosa de lo que ha logrado hasta ahora.

Es tanta su entrega al trabajo que a Emma hasta se le olvida comer mientras crea sus tabletas, confiesa.  “Un día de trabajo para mí implica escoger los granos, separarlos por tamaño, tostar, luego descascarillar, empezar a formular, moler, premoler, formular, eso es un trabajo arduo, pero es único y hermoso. Cuando tú le ves la cara a la gente que te indica que el chocolate que hiciste le gusta, allí se te pasa todo el cansancio que puedas tener”. Se trata de una labor que puede tomarle hasta sábados y domingos, dependiendo de la demanda de clientes.

“Estamos creciendo un poquito más, tenemos personas que vienen hasta nosotros, y otras que nos ayudan a vender porque no nos damos entre nosotras solas hacer todo”, expone.

Tanto se ha expandido que entre sus proyectos está crear el K2, otro tipo de chocolate que lanzará pronto al mercado.

Emma se confiesa una gran consumidora de chocolate, aunque ahora lo que le gusta es el cacao, que consume para ver “qué sabores le saca, cuánto lo vas a tostar, cuánto le vas a poner de porcentaje de cacao para sacarle ese sabor que tiene”.

Trabajar es el consejo que ofrece a sus hermanos venezolanos, una puerta que le abrió el mundo del cacao.  “Uno trabaja con las uñas, las ganas, la voluntad. Tenemos de todo, lo único que tenemos que hacer es que querer a este país, dejar de pensar en política y empezar a trabajar”.

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