Por Liliana Elías

@lilianaelias / Instagram: @Lilianaelias79

La hacienda San Cayetano es una selva con ojos abiertos y boca de león, es una aventura para perderse entre verdes y árboles gigantes, toda una experiencia para el turista que busca algo más que comer chocolate. Es una verdadera ruta del cacao venezolano.

Sus dueños, los Morales, conforman una familia unida y trabajadora que se interna todos los días en este laberinto natural para atender personalmente las necesidades de cada planta. Y si hablamos del señor Luis, el patriarca, tendríamos que hablar de un hombre con alma de niño que suelta su imaginación y explora su capacidad de asombro cada vez que se detiene frente a un mijao, o sobre el patio de secado desde donde explica a los visitantes cómo es el proceso de post cosecha de un fruto que le cambió la vida y le quitó 10 años de encima: el cacao.

San Cayetano es el epicentro de un movimiento fantástico que se está dando en Venezuela con mucho éxito, la creación de chocolates mediante la tendencia tree to bar o del árbol a la barra, puesto que no solo es el lugar donde se produce el cacao, sino que además cuenta con un laboratorio donde se procesa el grano luego de la post cosecha y se elabora el chocolate de la marca Valle Canoabo, todo un lujo para los turistas y curiosos que quieran aprender sobre el alimento de dioses que eligió a Venezuela como el sitio donde derrocharía su mayor variedad genética.

Desde Vivaelcacao.com preparamos un paseo fotográfico en el que, aunque fue imposible expresar toda la majestuosidad que se vive al caminar por esta plantación, al menos sirve de abreboca para contagiarlo de curiosidad y motivarlo a que se acerque a Canoabo, un pueblito sabroso y tranquilo del estado Carabobo, desde donde San Cayetano se transforma en una gran alfombra de texturas y olores silvestres donde el cacao y muchas otras variedades lo esperan para demostrarle una vez más lo bonita que es Venezuela y lo maravilloso que es nuestro chocolate.

La entrada identifica al lugar como Chocolates Valle Canoabo, y es ahí donde se da la magia de la producción de uno de los mejores cacaos venezolanos y la elaboración de las tabletas y bombones pertenecientes a esa marca
Entre turistas y de la mano de los guías comienza la aventura, el paseo dura una media hora si se hace con calma y está lleno de árboles y colores.
Las distintas variedades que usted verá son “los árboles compañeros del cacao”, conviven en armonía unos con otros. Este, por ejemplo, es un árbol de “tamarindo chino”. Probamos y aparte de dulcito, es un fruto sumamente curioso, no habíamos probado algo así jamás, tiene propiedades curativas, es sabroso y, por qué no, estético, muy bonito.
Este árbol es emblemático de la hacienda, es conocido como Camoruco, emblemático del estado Carabobo.
De seguro usted ha utilizado onoto al cocinar, pero ¿alguna vez había visto una mata de este ingrediente? Pues se la presentamos, una mata de onoto tan colorida como el aspecto que le da a sus platos.
Llegamos al vivero, en donde se consiguen maticas que van desde la sarrapia hasta la nuez de Caldera, macadamia y diversos tipos de cacao. Se espera que cuando crezcan, sus frutos  sean la materia prima para crear los rellenos de los bombones e incluso para comercializarlos.
Los protagonistas, los cacaotales. Durante nuestra visita no era época de cosecha, pero eso nos permitió fijar la mirada en lo que acompaña el sitio, por acá una mazorca “asomada” que nos dio la bienvenida, y que nos recordó la presencia del cacao, incluso fuera de época.
Y como siempre, el mejor amigo del cacao, el café. Estos dos se la llevan muy bien y son considerados los únicos que pueden ser cosechados en zonas de reserva ya que no dañan ni alteran la tierra. En Hacienda San Cayetano, no solo llueve cacao, también llueve café.
Aquí hay que ver para arriba! Y bastante! Subir la mirada y admirar árboles como este mijao, centenario y guardián de la finca, de los preferidos de Luis Morales.
A esto lo llaman “micrófono”, son unas plantas bellísimas que adornan además las casas y posadas cercanas. Cuando se le agita sale de ella agua perfumada, y es la que algunas etnias indígenas utilizan para acicalarse.
Luego de recorrer la plantación llegamos al área de fermentación y luego al patio de secado donde se explica cómo es el proceso correcto de post cosecha del cacao.
La segunda parte del paseo comienza al entrar en el laboratorio donde se elaboran los chocolates, acá, Rodrigo Morales, hijo de Luis y apasionado del cacao, se le explica a los visitantes desde el proceso de tostado hasta el empacado de las tabletas. Para entrar usted será surtido de un tapabocas y gorro para el cabello, el tema de la higiene es vital en Valle Canoabo.

Nada más de verlo provoca… Este es el chocolate cuando, tras todo el proceso de elaboración, es temperado para pasar luego a ser moldeado en las tabletas. Los aromas encantan y tientan a pasar al próximo destino del paseo: la tiendita de Valle Canoabo.

Proceso de empacado de las tabletas de Chocolates Canoabo, el último eslabón para la comercialización.

Ya acá la cosa cambia, esta es la tiendita donde conseguirá bombones, tabletas, polvo de cacao y la mejor atención para digerir a punta de sabores dulces todo lo que sus sentidos disfrutaron minutos antes.

Anímese!

Si quiere ir a Canoabo y hacer la ruta del cacao, con gusto le ayudamos. Escríbanos a vivaelcacao@gmail.com y le atenderemos para recomendarle lo que puede hacer y cómo, para que su paseo sea una experiencia única y aprovechada de principio a fin.

 

 

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