CHOCOLATIERS

Los chocolates y el cacao de Iris Ramírez

Por

julio 6, 2018

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Por Evelin Antolinez

Apasionarse por algo, esforzarse cada día por mejorarlo, ponerle corazón y ganas, son algunas de las claves para la incubación de un emprendimiento exitoso. Hay quienes desde niños ya tienen claro el camino que quieren transitar como profesionales. Pero no todas las historias empezaron con un amor a primera vista.

Eso lo sabe muy bien Iris Ramírez, quien nació entre cacaotales en la zona de Barlovento, estado Miranda. Sus primeras percepciones vitales estuvieron marcadas por el olor astringente y denso del cacao en fermentación que invadía todos los rincones de su casa. Para ella, era un aroma realmente desagradable, tanto así que pese a ser hija de padres productores no se identificaba con su herencia: las plantas de cacao. Fue así que inició sus estudios de docencia y se olvidó de la semilla que por años mantuvo a su familia.

“Pero cuando te toca, ni que te apartes”, contó Iris entre risas. “Un día llegó un grupo de promotores a la comunidad de El Arenal, el caserío donde vivo, con la idea de dictar unos cursos de chocolatería en el INIA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas). Eso me cambió la vida. Entendí que el cacao tiene mucho valor. Ahora cuando llego a la casa siento que el cacao me huele a dinero”.

Hoy, junto a otras mujeres de su caserío, Iris está empeñada en el desarrollo de la chocolatería artesanal, practicando el Tree to bar (del árbol a la barra), ya que tiene las plantaciones de cacao en su propia casa.

“Ahora amo al cacao y al chocolate. Realmente, este conocimiento llegó a mí cuando más lo necesitaba, porque tenía una necesidad muy grande y gracias a mi emprendimiento logré superar ese y otros problemas económicos. Agradecida por eso, quiero llevar este modo de vida a todas las personas que lo necesiten. Soy maestra de vocación y de profesión y quiero compartir este conocimiento que lo aprendí gratis y gratis lo quiero dar.”