Yesibeth Rincón /  yesirincon@gmail.com
Fotos cortesía: Chocolates Picacho

Disfrutar de un buen chocolate y un aromático café en pleno corazón del cerro El Ávila más que un sueño es una realidad. A 1.800 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura promedio de 18  grados centígrados y un aire fresco con aromas de eucalipto, romero y lavanda se temperan los deliciosos bombones y exquisiteces de Picacho, una chocolatería situada en el pequeño pueblo de Galipán, en el parque nacional Waraira Repano, en el estado Vargas, muy cerca de Caracas.

Chocolates Picacho nació en 2007 para ofrecer al turista la delicia del cacao venezolano en un lugar de mágicos paisajes. Para Nela Moser, la creadora de este acogedor lugar y artífice de las productos que allí se ofrecen, los bombones son pequeñas joyas o tesoros que allí se crean para deleitar los paladares.

“Los niños vienen y ven el bosque, y ven por una ventana a los duendes. Les enseño la semilla del cacao, luego hacemos una pequeña cata de chocolate”.

“Nuestro deseo es que la persona que pruebe un bombón de Chocolates Picacho, primero, antes de llevarlo a la boca, lo disfrute en sus formas, pues nuestros bombones son moldeados y pintados a mano. Destaca el brillo, aroma fresco y luego, al degustarlos, mientras se deshacen en la boca, se van descubriendo los diferentes sabores de estas pequeñas joyas de chocolate en diferentes porcentajes de cacao”, señala a viva voz.

Bombones con sabores naturales de frutas como parchita, limón, coco, mora; también los hay de café y dulce de leche, totalmente frescos. Además de trufas de fruto secos y cafecitos picantes, entre otros productos.

“Inspirados en nuestra montaña, el Picacho, ofrecemos el Turrón de Galipán, que contiene maní salado picadito, tostado, al atardecer sobre una capa de dulce de leche. Lo elaboramos con chocolate de leche y chocolate oscuro. Es delicioso para caminar por la montaña y llenarse de energía”, destaca Moser de ésta delicia.

Formas y colores para la vista, sabores para el paladar. Amor en el trabajo

Un lugar lleno de magia

Amante acérrima del oro marrón de Venezuela y de la montaña Picacho, que acogió a su negocio, Moser, a quien le encanta escribir y es autora del libro Una torta de chocolate para la princesa Demi Sueños, creó una mágica historia de duendes, hadas y un pastelero real que requería los ingredientes más puros para elaborar la torta de cumpleaños de la princesa Demi Sueños y de cómo la tierra venezolana le proporcionó ese ingrediente marrón, mágico, para preparar el pastel. “Nuestros visitantes ya conocen el secreto de Chocolates Picacho. En las noches oscuras, sin luna,  llegan duendes y hadas a preparar nuestros bombones y tabletas de chocolates. Así que del Picacho han traído rocas de oro y bañándolas en chocolate las han nombrado el tesoro de los duendes. Estas rocas elaboradas de  espuma de caramelo aireado y crocante son las delicias de clientes con corazones de niño”.

En su libro, Nela cuenta el procesamiento del cacao hasta convertirlo en chocolate, en un lenguaje sencillo y a través de la historia de la princesa Demi Sueños, de manera que los más pequeños de la casa puedan entender y comprender mejor el proceso de elaboración del producto. El texto fue editado por la Cámara Venezolano Italiana (Cavenit).

Los bombones son pequeñas joyas preparadas con la ayuda de “duendes y hadas”-

“Se ha corrido la voz después de tantos años que quien hace los chocolates no somos nosotros sino los duendes. Los niños vienen y ven el bosque, y ven por una ventana a los duendes. Les enseño la semilla del cacao, luego hacemos una pequeña cata de chocolate en la que aprecian el aroma, el brillo, cómo suena, para que ellos puedan apreciar el chocolate, que no solo sea una golosina sino que sepan que tiene un valor mucho más grande para todos los venezolanos”, relata la chocolatier que ya cuenta con diez años de experiencia en el oficio de su arte.

Según Moser, en el taller de Picacho los visitantes se han convertido en excelentes amigos que han traído también a sus familias  para disfrutar de un buen chocolate y para escuchar la historia de los duendes que “a través de su magia temperan el chocolate con materia prima del más aromático cacao del mundo, el venezolano. Es algo que nos llena de orgullo y nos brinda una razón para continuar manteniendo nuestra calidad y seguir adelante en nuestro país”, continuó.

Nela Moser (centro) junto con parte de su equipo de trabajo achocolatado.

En expansión

El 2017 fue un año de frutos para Chocolates Picacho, pues deseosos de llevar el chocolate venezolano al exterior, abrieron un taller en Miami, Estados Unidos.

“Aunque es una audacia abrirse en el mercado norteamericano,  contamos con el respaldo de nuestro cacao, la experiencia de nuestra marca Picacho y las ganas de complacer un público que aprecia el producto elaborado artesanalmente y de altísima calidad”, manifestó Moser.

Su hija, Mariana Cidad Moser, pastelera formada en el Instituto Le Cordon Bleu de Perú, es la encargada de elaborar los bombones en la tienda de Estados Unidos. “Mariana de tanto extrañar el aroma del chocolate en nuestro hogar, comenzó este año a ofrecer Chocolate Picacho al público del sur de la Florida”, cuenta su madre.

Pasión, integridad y agradecimiento son los valores que mueven a esta familia, que con esfuerzo, dedicación y entrega dan lo mejor de sí para crear uno de los mejores bombones del centro de Venezuela. “La pasión en nuestro oficio chocolatero, integridad en el trato hacia nuestros clientes y gratitud por lo que estamos construyendo juntos”, finalizó Moser.

Si sube al Waraira Repano no olvide conocer éste lugar, su acogedora atención y sus deliciosos sabores y olores lo enamorarán.

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@chocopicacho