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Barlovento, ruta de tradición del Carenero Superior

Por Yuly Carreño

Fotos: María Mercedes Rodríguez / Liliana Elías

Más que un grano de cacao, el Carenero Superior es un extraordinario sabor que distingue a esa “tierra ardiente y del tambor” que es Barlovento, subregión del estado Miranda en el centro norte de Venezuela.

Esta variedad del cacao venezolano toma su nombre del pueblo costero de Carenero, conocido durante la época colonial por su ferrocarril y por ser puerto de embarque de diversos productos agrícolas, en especial el cacao.

Desde entonces y hasta hoy, el grano fino de aroma de Barlovento es referencia de la calidad de nuestro cacao, reconocido y aclamado por diversas industrias chocolateras del mundo.

Esta trayectoria ancestral en Barlovento, según algunos autores, se cree que comenzó con los padres dominicos, quienes lo cultivaban hacia 1580. Otros aseguran que ya antes, los indígenas Tomuzas lo aprovechaban por el dulzor de las almendras y para extraer su aceite y encender fogatas por su alto poder combustible.

La ocupación colonial se inicia en 1680 con el surgimiento de nuevos poblados impulsados por misioneros con la finalidad de agrupar a los indígenas dispersos de la región. Los primeros poblados conocidos son el de Caucagua y Capaya, donde se comienza a cultivar tímidamente el cacao.

No fue sino hasta finales del siglo XVII y principios del XVIII cuando Barlovento se convierte en un emporio cacaotero de la provincia de Venezuela. Más adelante se fundan pueblos como el de Curiepe, Birongo, Guayabal, Ganga, Cumbo y Morocopo.

La producción cacaotera de Barlovento estaba fundamentalmente destinada a la exportación y los destinos más frecuentes eran el Puerto de Veracruz en México y de allí España. Fue tal el auge del cotizado fruto que hacia 1745 existían unas 558 haciendas con alrededor de 5.000.000 de árboles.

Posteriormente, al igual que en el resto del país, el petróleo sustituyó al cacao como el principal producto de la economía venezolana; sin embargo, la tradición cacaotera sigue siendo una de las características representativas de la zona.

Barlovento es una mina de cacao trinitario
Barlovento es una mina de cacao trinitario

Ejes de prodigio

Para conocer el cacao de Barlovento, nos vamos aproximadamente a una hora de Caracas. Hay que tomar la autopista Caracas-Guatire y luego seguir hasta Caucagua, capital del municipio Acevedo del estado Miranda.

Son tres ejes geográficos bien diferenciados. El primero, y más importante por el volumen de producción, se ubica en los Municipios Acevedo y Páez del estado Miranda específicamente en el eje carretero de la troncal 9 que inicia en Caucagua y culmina en el sector Guapo.

Dentro de este eje se ubican un número considerable de haciendas que pertenecieron a los grandes cacaos y que fueron referencia del manejo tradicional de cacao local. El Rosario, Los Urrutia, La Rosota, La Concepción, Providencia, Chaguaramas, La Sorpresa, Calle Larga, Santa María, San Martín, Bolívar, San Agustín y Guaraco son algunas de ellas.

Panaquire, El Clavo, El Guapo y El Bachiller son las comunidades más importantes de este eje y hoy son referencia histórica por su importancia como centros cacaoteros. La mayoría de los pueblos de este territorio se crearon a partir del cacao y la presencia y asentamiento de esclavos en las inmediaciones de estas haciendas.

El segundo eje es el de Higuerote-Curiepe, donde el turismo tiene particular importancia por su acervo cultural y religioso ligado estrechamente con el cultivo del cacao. La Fábrica de Chocolates La Flor de Birongo, proyecto ejecutado con el apoyo de Fundación Polar es una de las referencias en cacao y chocolate en esta zona.

Por último el eje San José y Rio Chico se destaca por un considerable número de comunidades en las que el cacao fue y sigue siendo la principal actividad económica. Dentro de este sector se encuentra el eje cacaotero que abarca desde La Compuerta hasta Campo Alegre, donde concurren comunidades como Perdomo y García, de gran importancia en producción de cacao Carenero Superior.

Las fincas El Cerro, Las Mercedes, La Armonía, San Gregorio, Santo Domingo y Mérida, ubicadas en el municipio Andrés Bello son algunas de las propiedades referencia de producción del cacao en esta zona.

Del cacao de la tierra y de la mano del productor, así puede crecer un país
Del cacao de la tierra y de la mano del productor, así puede crecer un país

Cacao, semilla de vida

El potencial agrícola de Barlovento es significativo. Sus características de bosque húmedo tropical, suelos fértiles y condiciones climáticas ideales con una buena distribución de pluviosidad durante el año, permiten el desarrollo de una peculiar combinación de cacaos trinitarios que destacan por su calidad; sin embargo; los productores, en su mayoría de mediana y avanzada edad, llevan a cabo un proceso básico centrado en el cultivo y cosecha, con rendimientos que oscilan entre 250 y 300 kilos por hectárea.

Algunas familias se dedican a otros cultivos. Pero el cacao es su principal fuente de ingresos y el centro de sus vidas, por ser el rubro que heredaron de antiguas generaciones.

La comercialización es diversa. Algunos productores venden el grano ya fermentado a importantes centros de acopio. Otros lo comercializan dentro de su comunidad (a puerta de corral) a intermediarios, quienes a su vez lo ofrecen a grandes empresas.

También abundan los artesanos que ofrecen a los turistas y visitantes la típica bolita de cacao ideal para preparar chocolate de taza y un pequeño porcentaje elabora derivados como mentol a base de manteca de cacao, bebidas como la mistela o ponche de chocolate, entre otros productos finales.

Pequeñas fincas van más allá y agregan valor elaborando tabletas de chocolate o bombones. Es el caso de la chocolatera Mis Poemas, ubicada en San José de Barlovento, Hacienda La Ceiba en Cumboto o la empresa Choco Chaca en Panaquire.

“Si se maneja adecuadamente el cacao es un cultivo de alta rentabilidad, pero tal como se están tratando hoy las plantaciones, al utilizar técnicas tradicionales y de muy baja tecnología solo se asegura la subsistencia del productor y es difícil que puedan transformar su calidad de vida”, explica el ingeniero agrónomo, y gerente de asuntos agrícolas de Chocolates El Rey, Francisco Betancourt, quien desde hace unos 10 años asiste a los productores de la zona.

El Ingeniero Francisco Betancourt en los cuartos de fermentación, donde el Carenero se convertirá en f1
El Ingeniero Francisco Betancourt en los cuartos de fermentación, donde el Carenero se convertirá en f1

Cultura de fermentación

Para Betancourt, lograr esta modificación implica cambiar el modelo productivo e ir más allá del proceso esencial. No es tarea fácil, pero la tradición cacaotera que predomina en Barlovento puede contribuir a lograrlo.

La clave de ese rasgo distintivo del cacao fino de aroma de Barlovento es el proceso de fermentación (para ser considerado un cacao fermentado debe ser superior al 76%) que en la zona se ha mantenido desde la época colonial hasta hoy.

Similar al que se realiza con la producción de vino, este procedimiento permite potenciar y liberar los sabores y aromas típicos del chocolate, de modo que el grano reviste una identidad propia.

Es ya una tradición dentro de los productores, “en Barlovento esa cultura quedó desde la mano de obra esclava hasta nuestros días, es una tarea habitual y hace la diferencia entre un cacao corriente y un cacao fermentado; es una carta de presentación y motivo de orgullo para ellos”, señala Betancourt.

Como en muchas regiones de Venezuela, las mujeres siempre al pendiente del cacao
Como en muchas regiones de Venezuela, las mujeres siempre al pendiente del cacao

Calidad de principio a fin

Con el alza del precio del cacao en el mercado internacional la producción venezolana parece tomar un impulso. A pesar de la baja producción actual, la calidad del producto ha mantenido su prestigio a pesar de los años.

Y si ahora el objetivo es convertirnos en un país conocido no solo por una buena semilla sino por aportar de manera significativa a la producción mundial, aún falta mucho por hacer.

Una de las acciones fundamentales para lograrlo es cambiar la forma en la que se percibe el cacao. Betancourt asegura que “algunos productores no han entendido que la almendra es un alimento y hay que tratarlo como tal… se debe cuidar todo el proceso desde que se cosecha el grano hasta que se vende en los sacos”.

El principal aspecto es garantizar la calidad de todo el proceso para incrementar la producción. Esto incluye, entre otras labores, rescatar plantaciones abandonadas, experimentar con los injertos y eliminar árboles poco productivos.

En Barlovento hay superficie suficiente para el cultivo a gran escala, con tierras de buen rendimiento e iniciativas incipientes dispuestas a agregar valor. De acuerdo con algunos datos que maneja Betancourt, para el año 2015 se produjeron 16.461 toneladas de cacao, de las cuales 13.169 fueron corrientes y 3.292 fermentadas.

De esa producción, se calcula que Barlovento aportó aproximadamente unas 3500 toneladas, de las que unas 1000 toneladas fueron fermentadas y 2500 corrientes. De esa forma, la subregión de Barlovento estaría aportando cerca del 22% de la producción nacional de cacao y al mismo tiempo el 30% del cacao fermentado del país.

Barlovento ¿Zona de paz?

Pero también persiste una situación de inseguridad caracterizada por la acción delictiva y el control territorial que ejercen grupos armados dedicados al narcotráfico, la extorsión y el secuestro, lo que obliga a productores a abandonar sus fincas para preservar sus vidas.

La respuesta del Gobierno Nacional ha sido la creación de las zonas de paz, programa creado para propiciar una tregua entre las bandas a cambio de ciertos beneficios socioeconómicos. Como parte de este pacto, se prohibió el ingreso de los funcionarios policiales a estas zonas.

Con esta iniciativa no han llegado soluciones, pero sí nuevos problemas. Es eso lo que creen diversas Organizaciones No Gubernamentales que califican de débil esta política gubernamental, ya que estos grupos han ampliado el poder que ya tenían y los delitos se han recrudecido, dejando al Estado fuera de su deber de garantizar la seguridad de las comunidades.

De manera similar, Betancourt considera necesario un programa serio con la participación del Estado y los diversos actores vinculados al tema. Solo así, libre de violencia y teniendo como norte mejorar la calidad de vida de los productores, sus familias y las comunidades; podríamos considerar a Barlovento un atractivo centro de desarrollo agroturístico con el cacao como eje de la actividad productiva, gracias a su producto emblema: el Carenero Superior.