Juan Pablo Crespo / @juanpamark
Fotos cortesía: Bomcolate

Primero, unas fresas con chocolate que vendieron entre los amigos, familiares o vecinos, luego unos besos de moza, una especie de bombones populares en algunos países del mundo que contienen una base de galleta cubierta de chocolate, sobre la que se coloca merengue también cubierto con el rico alimento.

De esta manera, Rosa Ortiz e Ibrahim Valderrama iniciaron su trajinar por el mundo del chocolate, como dos ciudadanos de a pie, sin mayores conocimientos, pero sí con muchas ganas de aprender y emprender con creatividad e innovación. Hoy, este matrimonio residenciado en Los Teques (Miranda) muestra con orgullo Bomcolate, una naciente iniciativa achocolatada de bombones y tabletas. “No sabía ni lo que significa la palabra temperar”, rememoró Rosa sobre aquellos primeros pasos.

Bombones elaborados básicamente con cacao del Sur del Lago.

“Hasta los momentos tenemos tres tipos de barras, una llamada Energy, otra de chocolate blanco y rosas bautizada Romance, y una que lanzaremos pronto de 69% con maní”, explicó Ibrahim, enfermero egresado del Instituto Universitario de Tecnología de Administración Industrial y apasionado de la cocina, mientras ella es médica graduada en la Universidad Central de Venezuela, también con un creciente corazón por lo culinario.

Explorando nuevas rutas

“La situación de los últimos años nos impulsó a explorar otros caminos y aquí estamos, creciendo poco a poco con nuestro emprendimiento”, señaló Rosa, quien explicó que los bombones son elaborados con la técnica belga, que básicamente consiste en el recubrimiento de un molde con chocolate fundido, hasta que se cristalice. Luego los moldes de chocolate se rellenan y como paso final son sellados de nuevo con más chocolate fundido.

Entre aquellas fresas con crema y Bomcolate el tiempo fue aprovechado al máximo por Rosa y su esposo, ambos con la mira puesta en el movimiento Bean to Bar o de la semilla a la barra. “Primero nos preparamos con el chocolatero Miguel Rodríguez, de Herencia Divina, luego pasamos por Fundación Cacao Macuare, institución especializada en cursos de Tecnología del Cacao al Chocolate y donde se trabaja para rescatar el cacao venezolano y su proceso de fermentación.

La técnica de la colorometría viste a los bombones.

“En nuestros estudios de chocolate y cacao, que continuaremos profundizando, descubrimos todo el potencial de negocio que tiene el grano venezolano”, dijo Rosa orgullosa de la semilla, del corto camino transitado y esperanzada por el que falta por caminar . “En lo particular, me ha fascinado conocer la amplia y rica variedad de cacaos que tenemos en Venezuela, pero principalmente descubrir  todo lo que se le puede incorporar al chocolate, toda una gama de posibilidades para la innovación que se conecta con la creatividad y el corazón”.

Rosa e Ibrahim se han propuesto en el tiempo controlar todo el proceso desde la semilla hasta la tableta. Para ello tienen planificado trabajar directamente con los productores de cacao para que obtengan el mejor grano fermentado posible con requerimientos específicos y a partir de las buenas prácticas agrícolas.

Bomcolate, un negocio creciente

Para ella es clave que el emprendedor en chocolate venezolano, además de prepararse constantemente, se involucre con los productores del campo para guiarlos en el cumplimiento de los protocolos de cosecha y postcosecha, todo en beneficio del chocolate y, por supuesto, de todas las partes involucradas.

En tres exposiciones participó Bomcolate el año pasado, la última en la Expoferia Navideña, en el Círculo Militar.

Con Bomcolate Rosa e Ibrahim se han montado sobe los rieles del emprendimiento y con los instrumentos de la preparación constante, una llave casi infalible que abre las puertas del éxito, en este caso, de la mano del cacao venezolano.

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