Por Joselina Rodríguez

Fotos: Liliana Elías

Armando Parra es un emprendedor, un futurista que sin hacer mucho ruido está logrando lo propio para llevar el cacao a otro nivel, uno nunca antes visto en Venezuela, con estándares de calidad, organización, tecnología y excelencia de primer mundo, para lo cual no escatima tiempo, inversión y esfuerzo. Su trabajo significa un antes y un después en la industria del cacao en Sur del Lago, y de seguro, dejará huella en toda Venezuela.

Detrás de cada empresa exitosa hay una mente brillante que trabaja con mucho esfuerzo, constancia y dedicación para convertirla en la mejor. Armando Parra, presidente de Chococao, es uno de esos genios que sin imaginarlo pasó de ser un tradicional productor de cacao, a un líder del centro de acopio de cacao en grano más importante de la región de Sur del Lago en Venezuela.

Su pasión por la preciada semilla venezolana nació en una finca cacaotera adquirida por su padre hace más de 15 años en la población de las Virtudes, en el estado Mérida. “Aquí Armando conoció el mundo real, comenzó a trabajar la tierra y aprendió a convivir con los obreros, sacando la finca adelante y vendiendo incluso hojas de cambures para poder sobrevivir. Al principio no le fue fácil, pero eso lo llevó a ser el hombre ejemplar y perseverante que es hoy en día”, cuenta su padre Ender Parra.

En ese entonces el joven nacido en el estado Zulia tenía apenas 25 años, una edad en la que muchos citadinos sólo piensan en divertirse y disfrutar. De hecho, Armando era uno de ellos, hasta que tomó la decisión de mudarse de Maracaibo a Las Virtudes, tras la perdida de un familiar.

“Tuve que hacerme cargo de la finca sin ningún tipo de conocimiento y si me lo preguntas, esa ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. El resultado ha sido Chococao, una empresa familiar cuya bandera es recuperar el prestigio y la calidad del cacao producido en Sur del Lago, la cuna del mejor cacao de Venezuela y del mundo”, explica.

Con el paso del tiempo, el joven marabino comenzó a vender cacao a los vecinos, hasta que le llegó la oportunidad de comprárselo para secarlo en una pequeña pista de aterrizaje, cuyas condiciones lo impulsaron a buscar un nuevo espacio para secar el cacao en baba, que compraba de otros productores de la zona.

“Conseguí un lugar en el sector de Los Pocitos en el estado Zulia y allí comencé poco a poco a levantar el centro de acopio de Chococao, con la ayuda de mi familia, especialmente de mi hermano Ender y mi padre. A la par de esto comencé a realizar algunos viajes, fui involucrándome más en el mundo del cacao, conocí exportadores, a otras empresas y así fui nutriéndome de todo lo concerniente a esta semilla”, dice Armando.

Junto a su padre, Ender Parra, quien lo motivó a trabajar la tierra

“El rey del cacao” 

Sin imaginar el éxito que tendría Chococao en su vida, Armando bromeaba desde los sembradíos de la finca diciendo que sería el “rey del cacao”. Nunca pensó que su broma podría convertirse en una especie de realidad, ante la consolidación de una empresa que cuenta con una capacidad de producción anual de 1846 toneladas de cacao en grano, beneficiando a más de 800 productores de siete municipios de los estados Mérida, Trujillo y Zulia.

“Jamás pensé que tendría un centro de beneficio como éste y mucho menos, que crearía nuevas fuentes de empleo para las comunidades adyacentes. Estoy muy contento con lo que la familia de Chococao ha logrado e iremos por más, porque no se trata de cumplir una meta y quedarse quieto, se trata de seguir trazando otras y cumplirlas”, comenta.

Para este joven empresario, el secreto del éxito viene del trabajo en equipo que se efectúa en la compañía, infundiendo amor por el cacao y valorando la tierra de la cual es extraído. Cree firmemente en el potencial agrícola de Sur del Lago y del resto de Venezuela, como una solución económica para el crecimiento del país y de su gente.

“Las bondades que nos otorgan nuestras tierras deberían ser valoradas por todos los venezolanos, para que cuando la población crezca haya más diversidad en cuanto a rubros alimenticios se refiere. Por eso es importante que las nuevas generaciones vengan al campo y se ensucien las manos con la tierra, que la sientan, la quieran, que se levanten temprano, se pongan las botas y se familiaricen con el área que nos dio muchos beneficios antes de ser la Venezuela petrolera”, expone.

Esta será la próxima sede Chococao en Sur del Lago, y junto a Iraima Chacón y otros aliados, convierte este sueño en realidad

Ganar-ganar

La filosofía de vida del presidente de Chococao es “ganar-ganar”. Ganan los productores, los empleados de la compañía, las comunidades beneficiadas, las compañías chocolateras, el consumidor final y la empresa líder en Sur del Lago, siempre y cuando se le de un tratamiento adecuado al cacao.

“No se trata sólo de comprar, fermentar, secar, seleccionar y almacenar cacao, se trata de que el productor mejore sus plantaciones y su productividad, para que llegue un cacao de mejor calidad a los tendales y se pueda recuperar su prestigio al provenir de Sur del Lago. ¿Cómo lo hacemos? Capacitándolos a través de nuestros técnicos con charlas, talleres, recomendaciones y asistencia técnica, que incluya las buenas practicas agrícolas”, detalla.

De acuerdo a Parra, en Sur del Lago la producción de cacao es de 350 a 400 kilogramos por hectárea, siendo la meta de Chococao aumentarla de 500 a 800 kilogramos. Para ello, han facilitado información de manera gratuita a los pequeños y medianos productores, sobre cómo podar una planta, multiplicar la semilla y mejorar su rendimiento, colocando a la orden equipos y vehículos para el traslado de su materia prima.

Sus compañeros de trabajo y familia comparten la pasión por el cacao

Nunca es tarde

Aunque por circunstancias de la vida, Armando llegó con sus 25 años a involucrarse con el mundo cacaotero mediante una finca adquirida por su padre, indica que no existe una edad concreta para iniciar en este suculento y lucrativo sector.

“Nunca es tarde. De hecho, conozco a productores de 70 años que se están iniciando en el sector cacaotero y están felices de aprender. No hay que pensarlo mucho, pues este es el momento de hacerlo y hacerlo con pasión, con coraje, con constancia. No es sólo comprar una finca y dejarla en manos de otros, es quedarse, involucrarse con el trabajo, ponerse las botas y trabajar duro”, dice.

Respecto al tema de las dificultades, el empresario destaca que siempre piensa en que cuando empezó la primera vez no tenía nada y que aunque en el camino han surgido problemas, los ha superado porque eso forma parte de su crecimiento.

“Hay que sacrificarse un poco más, porque en cuanto venga la cosecha vendrán momentos felices y más facilidades para lograr las cosas, y cuando eso ocurra hay que pensar en seguir invirtiendo. Siempre le digo a la gente que la idea no es sólo quedarse con una o dos hectáreas, sino trabajar para tener 10, 20 o más, para que te conviertas en un empresario y no en un simple conuquero”, enfatiza.

Hoy en día, tanto el sector de los Pocitos como el de Las Virtudes, han sido testigos del vertiginoso crecimiento de Armando Parra en el maravilloso mundo del cacao. De aquel chico inexperto ya no queda nada. Y aunque él considera que aún le falta mucho por recorrer y aprender, su esfuerzo y compromiso han valido la pena, siendo muestra de ello el levantamiento desde cero de un centro de acopio de cacao en grano, que pronto contará con una nueva sede en la población de Campo Alegre, en el estado Mérida.

El ejemplo de Armando Parra, presidente de Chococao, debe servir de inspiración y motivación para todas esas personas que tal vez tienen anidada en su cabeza y en su corazón la idea de convertirse en productores de cacao. Es cuestión de pasión, de entrega, es querer descubrir un mundo distinto cuya retribución personal valdrá la pena.