Por: Jorge Redmond Schlageter

En la última década del siglo XX en Venezuela empezamos a demostrar que no hace falta estar en el primer mundo para elaborar un chocolate de primera calidad. Esa iniciativa ha estimulado toda una serie de acciones tendientes a diversificar la oferta de chocolate venezolano.

La incorporación de nuevas iniciativas chocolateras es beneficioso para el país, basadas en la bondad de nuestra materia prima principal e inspiradas en el concepto de que cada uno le brinda ese toque mágico que lo diferencia del resto. El reto desde luego, es precisamente convencer al paladar de los consumidores que ese toque es el que hace falta, el que los convierte en seguidores de una marca o un tipo de chocolate determinado.

Muchas de estas iniciativas contemplan producciones pequeñas que se destinan una buena parte a la bombonería y a la producción de barras para el consumo al detal. La diferencia entre un chocolate artesanal y uno industrial es fundamentalmente una cuestión de escala.

Algunos se escudan detrás de una etiqueta denominada BEAN TO BAR (del Grano a la Tableta) para insinuar que forman parte de un club exclusivo con lo cual pretenden descalificar los esfuerzos de empresas mayores. Pero en el fondo los procesos son iguales salvo por el tamaño de cada operación y la tecnología que utilizan. La inversión, los puestos de trabajo que crean y los impuestos que se pagan contribuyen a un bienestar colectivo.

De manera que, si bien celebramos todas estas iniciativas nuevas, rechazamos categóricamente a quienes, afanados con surgir dedican más tiempo en descalificar a otros y menos tiempo enfocando la calidad o la innovación de lo que producen y el servicio que deben prestar a sus consumidores.

Y aun cuando algunos de estos personajes no lo crean, lo cierto es que quienes tenemos muchos años interviniendo en este rubro, también hemos hecho nuestra tarea.

Nuestros procesos se describen mejor como de TREE TO BAR, es decir: del ÁRBOL a la TABLETA, por cuanto trabajamos directamente con los productores de cacao en todas las regiones del país: organizándolos, transfiriéndoles tecnología y brindándoles un mercado seguro y futuro mejor.

Apartamos lotes de cacao pequeños y excepcionales para elaborar productos que potencian las intimidades de cada tipo de cacao, reconociendo el origen de cada uno. Conocemos el arte, la técnica y la tecnología del sector cacao y chocolatero. Hemos invertido grandes sumas en los mejores equipos disponibles en el mundo. Nos hemos certificado con normas internacionales como el ISO 9001 2015 para garantizarle al consumidor que lo que adquiere ha sido elaborado en condiciones controladas y sanitarias. Son logros obtenidos en el tiempo, con mucho esfuerzo y que contribuyen al éxito nacional e internacional que se otorga por la calidad y la constancia.

Cada lote de chocolate que fabricamos tiene su propia cédula de identidad con lo cual conocemos quien produjo la materia prima, (cacao, azúcar, leche), el material de empaque etc. Sabemos cuándo estas se produjeron, que estándar de calidad obtuvieron además de su precio y la condición en la que las recibimos. La trazabilidad de cada producto se lleva con mucho detalle y de allí la garantía para nuestros consumidores aquí y afuera. Conservamos una muestra testigo de cada lote por no menos de 3 años a los efectos de enfrentar reclamos que pudieran venir en él tiempo. .

Todo esto aporta valor al país y debemos celebrar nuestra diversidad y no polemizar en aquellas áreas donde algunos pretenden apoderarse de grandes conocimientos que supuestamente otros no tienen. El cacao venezolano es lo que nos une a todos y la tarea de rescatar esa materia prima tan importante ha solo comenzado, falta mucho por hacer y la contribución de todos el vital.

Enaltecer la producción agrícola-cacaotera-chocolatera en Venezuela es importante, sobre todo si se toma en cuenta las condiciones en que nos ha tocado trabajar en los últimos años.

 

3 Comentarios

  1. Interesante este artículo que con seguridad levantará “ronchas”. Lo del “bean to bar” cada vez se está viendo más y como dice allí, es un grupo muy poderoso, algunos de los cuales conozco personalmente.

    No está nada mal lo del árbol a la barra, ya que sin árbol no hay mazorca ni grano alguno.

    Por lo demás, planta, mazorca, grano (y yo agregaría el ecosistema cacaotero), forman un todo indivisible.

  2. Que bueno que una persona tan calificada como tú nos den esta información aleccionadora y que podamos sentir el orgullo de nuestras industrias venezolanas…
    Gracias Jorge por tu dedicación y esfuerzo para enaltecer a las industriales venezolanos, más aún en estos tiempos tan difíciles que estamos atravesando..

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