Por Liliana Elías

Fotos: Sander Koenen / La Praline / Pixabay

Chocolate, ese elemento de culto y fascinación que aprendió a colarse por las rendijas hasta convertirse en parte de nuestras tradiciones más hermosas… Los huevos de Pascua hechos con este fantástico ingrediente son la mejor parte de las fiestas religiosas. Así lo demuestra cada niño que recibe el suyo. Y si los niños lo dicen, entonces no hay discusión.

Nueva vida

La tradición de consumir huevos en esta época se remonta a la prehistoria, y nada tiene que ver con religión. Los huevos eran una oportunidad que los humanos de la Edad del Hielo tenían para alimentarse tras el regreso de las aves al culminar el invierno. Así aguantaban a la llegaban de temperaturas más amables que les permitieran volver a la habitual cacería.

Elegancia y belleza caracterizan las piezas de Sander

En el plano religioso esta costumbre también tomó fuerza al interpretarse el significado de los huevos como señal de fertlidad y de nueva vida. esto calzaba perfectamente con lo que Cristo vino a ofrecernos a través de su sacrificio, una nueva vida, otra oportunidad.

En el Cristianismo, la repartición e intercambio de huevos de pascua de chocolate tomó fuerza en Europa (Polonia, Alemania, República Checa, Francia, Italia, entre otros) y en países americanos como Estados Unidos, Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay.

Decorando la tradición

Los huevos de Pascua no solo son un motivo para intercambiar y celebrar, también son una obra maestra que cada Semana Santa emebellecen las vitrinas de las pastelerías. En Venezuela no es la excepción, nuestros maestros chocolateros se lucen con sus creaciones. Tal es el caso de Sander Koenen, quien trajo desde su amada Holanda una tradición pastelera en la que dejar por fuera los huevos de Pascua resulta sencillamente imposible.

La infancia de Sander estuvo llena de huevos de pascua hechos junto a su padre en una hermosa chocolatería en el país de los molinos y los tulipanes. Entre sonrisas y miradas nostálgicas, cuenta cómo se quedaban hasta altas horas de la madrugada creando huevos de chocolate, unos más bellos y vistosos que otros. Y no era sino hasta el lunes después de la Pascua, luego de que todos los clientes tuvieran sus huevitos, que lavaban el piso de la tienda para finalmente descansar.

Actualmente se utilizan colorantes comestibles liposolubles para pintarlos, pero en aquella época se valían sólo del mismo chocolate y de las distintas tonalidades que obtenían según la cantidad de leche y manteca de cacao que le colocaban a la mezcla, “un poco más claro, luego más oscuro, y así creábamos un degradé fantástico”, narra el maestro que encontró en Venezuela el Santo Grial de su trabajo: el mejor cacao del mundo.

Los huevos de Pascua de Sander se distinguen por sus diseños muy europeos y se dividen en grandes y pequeños, los primeros son rellenos de diversas cremas e inventos: ganache de parchita, praline de sarrapia, crema de café, macadamia, entre otros. Los grandes son huecos por dentro y pueden contener un huevito relleno como obsequio.

Huevos “explosivos”

Sander es toda una institución en la chocolatería venezolana, su talento es conocido incluso en las altas esferas del poder. Dos de los huevos más grandes que le ha tocado fabricar fueron llevados a la esposa del ex presidente Rafael Caldera, Alicia de Caldera y a Irene Sáez cuando era alcaldesa de Chacao. Esto también fue un cuento muy gracioso.

“Recuerdo que me pidieron elaborar un huevo de un metro de alto, decorarlo y llevarlo a la familia Caldera. Cuando llegamos a la Casona los guardias y militares encargados de la seguridad pasaron el huevo por rayos X porque creían que adentro iban explosivos, le hicieron pruebas interminables y yo rogando para que no dañaran mi obra. A mí ni me vieron! El huevo de Irene Sáez era todo en chocolate blanco, muy elegante”, recuerda entre risas.

Conejos de Pascua de La Praline, Caracas

Carta al conejo de los huevos de Pascua

Las anécdotas de Sander en torno a los huevos de Pascua son una mejor que la otra. “En Holanda celebramos al conejito o a la gallina de pascua. Y en el colegio de mis hijos saben que su papá elabora huevos de chocolate, por lo que las maestras le mandan al más pequeño de mis niños una carta “al conejo de pascua” y me piden que por favor el Sábado Santo deje abierta una ventanita para que el conejito se meta a buscar los huevitos para llevarlos al salón, jajajaja”.

La ilusión de los huevos de Pascua hace que familias enteras se reúnan en torno a una tradición son sabor a chocolate para buscar los huevitos en una competencia donde el premio es convertirse por un día en el rey de la Pascua y comer chocolate hasta más no poder.

En su tienda Iskia, Sander ofrece infinidad de sabores y diseños de Huevos de Pascua

Dónde conseguirlos

En Caracas puede adquirir sus huevos de Pascua en la chocolatería de Sander Koenen, (@SanderChocolatier) en la Tienda Iskia de Las Mercedes, y también en otros lugares  reconocidos, como La Praline, en Los Palos Grandes (@LaPraline), Kakao Bombones venezolanos (@KakaoChocolates) en el C.C. Paseo Las Mercedes, y en Cacao de Origen (@CacaoDeOrigen) en Hacienda La Trinidad.