Juan Pablo Crespo / @juanpamark
Fotos: Facebook de Patrick Roger

Hay hombres y mujeres que en su campo de trabajo se han convertido en toda una referencia y hasta han alcanzado el nivel de leyenda, incluso, algunos de ellos mucho después de haber cambiado de plano. Así por ejemplo, en la arquitectura están el español Antoni Gaudí o el brasileño Oscar Neymeyer; en la pintura Pablo Picasso y Van Gogh; los científicos Isaac Newton y Marie Curie; en el deporte Maradona y Muhammad Alí; y en el mundo del chocolate, por solo citar dos, el mexicano José Ramón Castillo o el francés Patrick Roger, este último el protagonista de esta historia.

Roger recibió en el año 2000 el título de Mejor Artesano de su país y seis años antes fue el vencedor de la Copa del Mundo del Chocolate. La Oficina de Turismo de Francia en América Latina afirma que él “es sin duda el chocolatero galo más conocido y más respetado”, mientras el portal www.ecolechocolat.com de Pam Williams dice que quien esté de paso por París debe tener en agenda una parada en una de las tiendas del maestro chocolatero, una de estas, por cierto, la de la Madeleine, que obtuvo (2014) el galardón París Shop & Design por su diseño vanguardista, en la categoría de alimentación.

Roger tiene un estilo muy particular en el que combina genialidad, rebeldía, sutileza e ironía. Él sabe explotar al máximo cada temporada del calendario, desde la Navidad hasta la Semana Santa o el Día de los Enamorados. Únicas son sus gigantes obras achocolatadas como un Muro de Berlín (17 metros de largo)  o de ciertos animales, algunos de ellos en vías de extinción y de varias toneladas de peso.

El francés seduce por igual con sus bombones finos de diversas texturas y sabores inesperados, como con esas esculturas de tamaño real en chocolate e, incluso, en aluminio o bronce.

“El hechicero del gusto, el mago culinario”, así se auto califica el maestro chocolatero.

Patrick Roger proviene de una familia de panaderos y a los 16 años no tenía ni idea sobre a qué se dedicaría, hasta que sus padres le consiguieron la oportunidad de ser aprendiz en un local. Allí descubrió el chocolate. Por un tiempo vendió sus primeros bombones en la panadería de sus progenitores para reunir el dinero que le permitió comprar una motocicleta de 125 centímetros cúbicos. Lo demás es historia viva. En 1994 ganó el “Grand Prix International de la Chocolaterie” y en 1997 abrió su primera tienda. Hoy tiene 8 locales en la región capital gala y otro más en Bruselas, Bélgica. Aquí una muestra de su impresionante trabajo.

Creaciones verdaderamente sorprendentes
Genialidad y rebeldía en cada una de sus obras

Rogers ganó la Copa del Mundo del Chocolate en el 2006
Una imaginación sin límites
En las obras de Rogers, el chocolate adquiere una nueva dimensión

Bombones de texturas y sabores inesperadosEn las redes:
IG: patric_roger_off
F: @patrickrogerofficiel

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