Yuly Carreño

Fotos: Liliana Elías

Yaguaraparo es un pequeño pueblo de Cajigal, uno de los 15 municipios del estado Sucre, en el nororiente venezolano. Está ubicado en la parte sur de la Península de Paria, una prodigiosa zona geográfica caracterizada por su gran biodiversidad.

Según la web historiadeyaguaraparo.blogspot.com, Yaguaraparo fue fundado en 1760 por el Fray Silvestre de Zaragoza, quien formaba parte de un grupo de misioneros pertenecientes a la orden religiosa de los Capuchinos Aragoneses.

Tras una serie de hechos fatales como el terremoto de 1766 y un incendio en 1769, que destruyó completamente las casas y la iglesia, tiempo después el pueblo fue refundado por un grupo de españoles quienes comenzaron a aprovechar sus fértiles tierras y poco a poco construyeron algunas viviendas y dieron forma al pueblo.

Jesús Lozada produce y comercializa cacao

Posteriormente, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Yaguaraparo vivió un periodo de prosperidad económica en la que el cultivo del cacao era la actividad de mayor importancia.

Al igual que ocurrió con el resto del país, esta etapa luego se vio afectada por el auge de la explotación petrolera; sin embargo, sus habitantes no olvidaron su tradición agrícola y hoy intentan mantener la producción de cacao, rubro que ha jugado un papel fundamental a lo largo de su historia.

Jesús Lozada es productor y comercializador de cacao y además delegado municipal de  la Asociación Nacional de Productores de Cacao de Venezuela, Asoprocave, una organización integrada por cacaocultores de todo el país, cuyo objetivo es defender sus  derechos y “dignificar al hombre y la mujer del cacao”.

Desde hace más de 20 años trabaja con el rubro y asegura que el 85% de la economía del pueblo “depende de una maraca de cacao”. Asegura que, como parte de las actividades gremiales, ofrecen asistencia técnica y realizan un diagnóstico para conocer el estado de las unidades de producción, además de la creación de viveros que permitan apoyar a los pequeños productores.

Apoyo gubernamental

El impulso de la producción cacaotera en el municipio, señala, requiere también del esfuerzo de los entes gubernamentales, en especial la Alcaldía que, incluso, está dirigida por un productor de cacao.

“Hace falta acompañamiento de las autoridades, la voluntad de entes como la Alcaldía y la educación al productor, son pocos los que están motivados a participar”, dice agregando que en Paria hay al menos 34 mil hectáreas de cultivo de cacao, según un censo que llevó a cabo Pdvsa-Gas en el 2008.

Una de las necesidades de los productores es la instalación de nuevos viveros

De acuerdo con el documento “El Cacao en Venezuela y el mundo”, aportado por miembros de la Fundación Proyecto Paria, FPP, a Vivaelcacao, “el estado Sucre es el mayor productor de cacao de Venezuela (51,77 % de la producción total) y congrega el mayor número de productores del país, aproximadamente 6553 pequeños productores (39,70% del total nacional), concentrados la mayoría en los municipios Arismendi, Benítez, Cajigal y Mariño”.

En esta publicación, que también contiene datos de un censo agrícola realizado en el 2007 por el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras, se detalla que los municipios con mayor cantidad de productores son Arismendi (1522) y Cajigal (1587), con una producción de 2533 y 2314 toneladas métricas al año, respectivamente.

El desarrollo cacaotero de Yaguaraparo es indiscutible. Además, su ubicación geográfica, con acceso a varios puntos estratégicos de la Península de Paria, lo han convertido en el principal centro de intercambio y comercialización de cacao del estado Sucre. Productores, intermediarios y exportadores buscan el mejor precio, adaptado a sus necesidades.

Promoción e impulso, pero también atención y, sobre todo, voluntad son algunas de las claves que le permitirán a Yaguaraparo mantener su historia y cultura cacaotera. No en vano, de acuerdo con algunos documentos y testimonios, el tipo de cacao de esta área geográfica era, desde la época colonial, de tanta calidad como los de tipo criollo encontrados en la región centro costera de Venezuela. Una cualidad que, sin duda alguna, vale la pena rescatar, y sobre todo, mantener.