Por Liliana Elías

Este fin de semana tuvimos la oportunidad de ir a la II Jornada Botánicas del Cacao en los jardines de Topotepuy. Podríamos, a través de este medio, reseñar la típica nota de un evento bien organizado y ameno. Pero lo que vivimos fue tan maravilloso que desde Viva el Cacao nos saltamos el protocolo, pasando por encima del tradicional 5WH que impone el periodismo informativo, y nos remontamos a las emociones, al clima, al sabor de los saludos, al abrazo, al calor humano, al venezolano contento.

Haber estado el domingo en los majestuosos jardines de Topotepuy y en una actividad donde el cacao fue el protagonista, nos hizo sentir que estábamos en el Salón de Chocolate de Paris, pero con mejor clima, rodeados de verde y con nuestro amado español como idioma danzante. En vez de la torre Eiffel, cientos de árboles, en vez del Arco del Triunfo,  decenas de sombrillitas en mesas llenas de niños y familias relajadas.

Era nuestra primera vez allí. Mientras íbamos en camino presentíamos la belleza que nos aguardaba. Mas al llegar todas nuestras expectativas fueron superadas. Esa inmensidad, el aire limpio y frío, los espacios zen, alfombras de verde infinito, bromelias y flores salvajes, aves, paz, y toda una logística detrás de tanto paraíso para conservarlo así. Elegir Topotepuy fue estratégico para darle al encuentro el terroir perfecto.

Ver tantos stands repletos de chocolates de todo tipo, tabletas creativas, empaques llenos de color, bombones que explotaban de buenos entre una presentación impoluta y sabores embriagantes… Y a los emprendedores, qué belleza… Mujeres armadas con sus filipinas y sus mazorcas, orondas, pavoneándose porque saben lo que tienen entre manos, con barras hechas con el cacao más sorprendente, el que te abre la boca y te deja sin aliento, el cacao que te llena el estomago de mariposas y el alma de colores.

Hombres expuestos a la sensibilidad que irradia del cacao, contentos porque le dieron a sus vidas un giro dulce, una vuelta con sabor a chocolate. Y sus hijos ayudándolos en las mesas, aprendiendo de lo dicho y de lo hecho, mirándolos, porque se aprende más de la mirada del ser amado que de las palabras. Conocer a Albani Bonillo, de Cacao Pittier, fue maravilloso, Albani es una joven espigada como una reina, con manos largas y sonrisa amable, enamorada del trabajo de su papá, Don Robert Bonilla, creador de la marca y del bellísimo envoltorio, que al destaparlo sirve de marca libros. Wow! pensar en libros mientras diseñas tu chocolate, promover la lectura y el crecimiento del espíritu humano.. eso a nosotros nos rompió el corazón, en el buen sentido, en el mejor sentido.

Conocer a emprendedores de los que no teníamos idea, como los chicos de 20/20 Chocolates, con una emoción tan mantuana como la finca en Trincheras, que les regala generosa su cacao. El chocolate que probamos con ellos fue rarísimo, distinto, serio, con carácter. Qué bonito fue añadirle al paladar esa nueva historia.

Las muchachas de Kko Vargas, con su ponche crema de cacao, almendras y Amaretto, por alguna razón salimos de su puesto más contentos y relajados…

Nos maravillamos con la capacidad que tienen nuestros artistas de embellecer sus creaciones, los bombones de Heliconias Chocolate eran una soberanía de hermosura, brillantes, coloridos, sobrios y elegantes.

Verónica, de Marakas Cacao, tan persistente y fiel a su marca, mejorando cada día, con su sonrisa dispuesta y esa serenidad al trato que solo se siente cuando uno sabe que está donde quiere haciendo lo que le gusta.

Los bombones de Caricay nos tumbaron los paradigmas, demostrándonos que sí nos pueden gustar los bombones de parchita y de picante. Junto a ellos, la colosal Kenya, de Iduwali Chocolates con su sonrisa engatusadora… ¿Cómo llevarse aunque sea una barrita con esos ojos amazónicos y brillantes encima de uno?

Mantuano Chocolates, como siempre con una presentación exquisita, y creciendo a la velocidad de la luz.

Las chicas de Chocoespíritu nos alegraron el día demostrándonos cuánto han crecido desde aquella vez que las conocimos en Soma Café, aprendiendo a hacer bombones, con una propuesta hermosa y tímida.

Los emprendedores de Cacao Caracas. con unos bombones increíbles y su simpatía característica también derrocharon talento y buena atención.

Y de pronto Arturo Somana, de Fundación Cacao Macuare, con su molino, su chocolate y su sarrapia, con su don de maestro y su buen humor, enseñándole a los niños cómo hacer chocolate, imprimiéndoles el mejor recuerdo en la memoria, para convertidos en los chocolateros del mañana, enamorándolos para siempre de esta experiencia, un obsesionado con el aprendizaje.

Pedimos perdón por los que no mencionemos, pero eran tantos que la memoria no nos da,

Hacedores de camino

Una de las razones por las que queríamos ir a Topotepuy fue para ver de cerquita un producto que resume todo lo que buscamos, lo que tenemos, lo que podemos y LO QUE SOMOS CAPACES DE HACER SI NOS UNIMOS: el empaque de nueve tabletas que conforma la iniciativa de Hacedores de Chocolate @hacedoresdechocolate, una iniciativa impulsada por nueve héroes que decidieron echarle pichón a la organización a través del compartir de una experiencia: Sander Kohenen, de Sander Chocolatier Miguel Rodríguez de Herencia Divina, Mileidys Nieves de Bitácora Cacao @Bitacora, Rodrigo Morales de Chocolates Canoabo, el fantástico equipo de 058 Cacao, los amigos de Suruca Chocolates y por supuesto, la referencia nacional, Cacao de Origen, Rio Cacao y kakao Bombones, de María Fernanda di Giacobbe y de decenas de maestros que junto a ella llevan esta misión por el mundo.

Juntos lograron además una alquimia de todo su conocimiento y sabor en una misma tableta que los representa. No podemos imaginar a qué sabe, cómo es, a qué huele, fundir la emoción de todos ellos en un solo producto es demasiado…

La emotividad nos tomó del cuello y nos llevó por donde le dio la gana, pero a sabiendas de que la academia también estuvo allí, con charlas sobre exportación, toxicología, marketing, nuevos productores y pare usted de contar. Con profesionales de la talla de Elevina Pérez y Osmary Medina, dos duras de la docencia y del cacao.

Nos asomamos a una de las catas, y allí estaban en perfecta armonía, María Fernanda Di Giacobbe y Pedro Perales, una autoridad en el mundo del ron y el vino. Con María Fernanda el tiempo pasa como si uno estuviera en una hamaca frente al mar, olvidando la crisis y el drama diario, la inestabilidad en la que anda. Y con roncito y chocolate más rápido. Aunque aún no conocemos de lleno a Pedro, su pericia era evidente, al igual que su entusiasmo por lo que lleve sello venezolano. Nos dejó picados, hay que abordarlo.

En medio del corre corre nos topamos varias veces con Verónica Petersen, una bruja que hace magia y logra estar en varios sitios al mismo tiempo, dejando su polvillo de perfección en cada uno, parece mentira, ¿Cómo lo hace? Ella es una de las hadas madrinas de Cacao de Origen, más puntual y atenta que un inglés, eso sí, con el calorcito caribeño que nos caracteriza.  Junto a ella, Morella Briceño, de Cavenit, también hizo su parte -muy valiosa, por cierto- al enfocarse en reunir a todos los emprendedores uno a uno. Eso entre el otro montón de tareas que asumió con gallardía y desprendimiento. Morella y Verónica son dos brujas blancas del mismo clan… Imposible fotografiarlas, vuelan demasiado rápido!

A Emma Torrealba nos la volvimos a encontrar, al igual que nosotros, es un arrocito blanco, está en todos lados curucuteando y promoviendo el cacao a través de su programa de radio Los Angeles del Cacao, por supuesto junto a Nancy, la mujer seria del asunto… Porque con Emma todo es una rochela. Con ella no se puede.

El paseo no habría estado completo sin Alejandro Marius, de la Fundación Trabajo y Persona, sin Rosa Spinoza, de la USB, ambos unos profesionales de marca mayor, cada uno haciendo país desde su esquina y mejorando lo bueno.

Y hasta aquí el texto que sin darnos cuenta se volvió novela, no quisimos ser cuadrados. Terminamos escribiendo lo que nos dio la gana. Pedimos disculpas por la falta de etiqueta, pero es que cuando eres capaz de irte a Paris sin salir de Caracas cualquier cosa es posible, cualquier cosa que te haga feliz vale la pena.

En resumen: iremos a la tercera edición de Topotepuy… ¿Y tú?