Por Liliana Elías.

Carlos Raúl Villanueva, el genio detrás del diseño de la Universidad Central de Venezuela, dijo alguna vez: “La arquitectura es el acto social por excelencia, ligada a problemas económicos y sociales más allá de la estética”. Con esta lapidaria frase, el arquitecto más emblemático de nuestro país, alumno del gran Le Corbusier, resaltaba la importancia de una profesión que forma parte del día a día, del sentido humano, aunque lo demos por hecho.

Justo en las entrañas de la facultad de Arquitectura de la UCV, un estudiante tuvo la visión de unir conceptos como funcionalidad, arte y cacao al proponer como tesis de grado el tema denominado Cacaos de Calidad: diseño de un Centro de Beneficio en áreas controladas. Algunos se mostraron escépticos y otros maravillados. Este joven se llama Argenis Andrés Suárez Medina y hoy cumple 25 años.

El próximo 29 de noviembre, el Aula Magna de la casa que vence las sombras celebrará el acto de grado de la promoción, y se resaltará su esfuerzo ya que su audaz tesis obtuvo la máxima calificación, con mención Publicación.

En Viva el Cacao no podíamos dejar pasar la oportunidad de saber más de su proyecto y de su creador. Compartimos con ustedes su interesante entrevista.

  • ¿Cómo fue que decidiste estudiar Arquitectura?
  • Sinceramente tenia un mal concepto de la carrera en el momento que la inicié, siempre me había llamado la atención el tema de la construcción, pero lo mejor fue que poco a poco la fui valorando y por lo que observo seguirá siendo así porque aun faltan muchas cosas por aprender y experimentar.
  • ¿Por qué elegir al cacao como protagonista de tu tesis?
  • El fin principal fue elaborar un proyecto para Venezuela atacando la mayor problemática posible donde se tuviese la capacidad de generar un motor productivo para el país, aprovechando que mi madre está tan inmersa en este mundo junto a un grupo de profesionales en el área, fue una gran oportunidad que no se debía dejar pasar para iniciar un proyecto que de alguna forma hasta en la Facultad de Arquitectura en la UCV ha pasado muy desapercibido.
  • ¿Quiénes intervinieron en tu trabajo de grado?
  • La lista sería extensa, muchísima gente me ha apoyado desde lo intangible hasta lo más concreto, pero por ejemplo, en el marco académico, por la Facultad de Arquitectura participó como tutor el profesor Pedro Franco de la Unidad Docente UNO, y por la Facultad de Ciencias la profesora Elevina Perez, y claro, Osmary Medina, mi mamá. El profesor Clímaco Alvarez también fue crucial.

  • ¿En qué consiste exactamente la creación del centro de beneficio que planteas?
  • Este es el espacio donde exactamente se genera todo el proceso de la post cosecha, desde la selección hasta el ensacado del grano, un espacio que cumple con distintas condiciones para generar un producto inocuo y con la finalidad también de empezar a cumplir estándares nacionales e internacionales de calidad.
  • ¿Qué lo diferencia de los demás?
  • Conociendo que ya existen espacios de interpretación y producción del cacao en base a su post cosecha, se procura escalar un poco mas en el tema percatándonos de distintas problemáticas de salubridad en la producción del cacao, proponiendo espacios con personal autorizado, indumentarias reglamentarias y condiciones físico químicas necesarias para generar un producto inocuo, aprovechando además el planteamiento de una academia que tendría la responsabilidad de apoyar todas las actividades investigativas y educativas del lugar, conociendo esos dos pilares la arquitectura será la responsable en generar una experiencia a lo largo de todo el complejo.
  • ¿Cuál fue la reacción inicial de tus profesores al plantearles un centro de beneficio de área controlada como tema para tu proyecto?
  • Al inicio generó un poco de dudas, sin embargo, con el desarrollo del proyecto las mismas se fueron aclarando y la voluntad de hacer un proyecto de calidad fue reciproco entre profesores y yo.
  • Tu tesis obtuvo mención publicación, imagino tu alegría y por supuesto, la de tu mamá, una profesional del área farmacéutica inmersa en el mundo del cacao venezolano…
  • Sí, calificación de 20 puntos con mención honorífica y derecho a publicación, una noticia que la verdad no me esperaba pero que al recibirla fue de gratitud, un gran esfuerzo mental y físico el cual generó sus frutos donde aun por supuesto desde mis mas allegados hasta mi madre se han sentido muy orgullosos con la noticia, una noticia que tuvo su celebración puntual, pero soy partidario de que su gran festejo será cuando se empiecen a materializar las ideas.
  • ¿Hay alguna propuesta ya para llevar a cabo tu diseño?
  • Hay algunos ojos puestos sobre la propuesta, pero nada concreto, el centro de beneficio es solo una de tantas ideas que pueden surgir entre la arquitectura y el cacao, así que cualquier persona capaz de crear encuentro entre ellos será bienvenida.

El cacao como universo…

Nada escapa a nuestra mirada. El entorno es una paleta interminable de preguntas, respuestas y sensaciones. El cacao forma parte de ese universo, y a través de este trabajo final puede verse en los ojos de quien lo interpreta desde el arte y la funcionalidad. El costero poblado de Patanemo, en el estado Carabobo, fue el lugar elegido por Argenis y sus aliados para adaptar el proyecto.

  • ¿Cómo se conecta la arquitectura con un tema como el cacao?
  • Creo que la buena arquitectura tiene la responsabilidad de generar universos más allá de su calidad espacial, la misma debe dar la oportunidad de brindar una experiencia a medida que la vives, y una de las mejores maneras es generando una arquitectura lo mas sensorial posible donde a medida que habites los espacios tengas la oportunidad de experimentar olores, colores, sonidos y visuales, atributos que por supuesto, caracterizan al cacao por naturaleza.
  • ¿Qué opinión le mereció a los pobladores de Patanemo esta propuesta proveniente no de un agrónomo, un productor o un industrial, sino de un arquitecto, cómo reaccionaron?
  • Este un proyecto que aun no ha tenido la oportunidad de generar un alto alcance en la comunidad ya que el mismo se desarrolló en apenas cuatro meses, sin embargo, el tema de la cosecha y post cosecha del cacao como dinámica productiva dentro del marco de la comunidad que la realiza, es una rama que me esta llamando bastante la atención ya que como arquitecto el hecho social es inminente en la creación de una idea.
  • ¿Qué esperas ver de aquí a cinco años con la empresa que tome tu proyecto y lo convierta en una realidad?
  • La voluntad para hacer las cosas está muy presente y detrás mío también existe mucho talento en el área dispuestos a ayudar en la creación de ideas, sin embargo, independientemente de qué tan tangible o no sea el proyecto prefiero preocuparme más por el camino que se está trazando siempre y cuando deje en cada persona una pequeña huella del alcance que se quiere llegar. Pero ojo quiero insistir en esto, hay juventud, buena arquitectura y por supuesto muy buen cacao, empecemos a materializar las cosas.

Conversar con Argenis es darse cuenta del tremendo talento que hay en Venezuela, su voz pausada y ecuánime, la claridad de sus ideas, el centro en sus argumentos, la pasión en cada gesto mientras muestra su maqueta, y por supuesto, la inspiración que es para él su madre, Osmary Medina, quien durante 27 años gerenció el laboratorio de Técnica Industrial de la facultad de Farmacia de la UCV, hoy ligada irremediablemente al cacao como investigadora sobre el impacto de los metales pesados en el grano y en las tierras que lo producen. La mujer más admirada para Argenis.

Para tener una apreciación más profunda sobre la arquitectura según su perspectiva -y del cacao respecto a las experiencias y alcances que se están empezando a crear- puede seguirlo a través de su cuenta de Instagram @arq.cacao.

Argenis tiene un potencial que, como él mismo dice, vive en muchos otros jóvenes venezolanos que desean quedarse aquí, progresar aquí, y empujar hacia delante el país del mejor cacao.

Quiso cerrar con una frase del reconocido arquitecto estadounidense Philip Johnson, extraída de su Discurso de aceptación del premio Pritzker de Arquitectura, en 1979:

 “El ejercicio de la arquitectura es la más deliciosa de las labores. Es también junto con la agricultura, la más necesaria para el hombre”