Texto: Juan Pablo Crespo

Fotos: Liliana Elías

Como quien cuida de una rosa para que termine inmaculada en las manos indicadas, así debe ser atendido el cacao a lo largo del camino que le llevará hasta su destino final, y cuando se trata del mejor cacao fino de aroma del mundo como el venezolano, la dedicación tiene un perfil especial para preservar sus cualidades únicas.

La planta tropical Theobroma cacao es blanco frecuente de diversas enfermedades como la monilia o la escoba de bruja, así como de plagas que afectan al tronco, hojas o frutos y que suelen responder a las condiciones climáticas de la zona, del manejo de cultivo, del microclima existente en el cacaotal o del ciclo de vida de los insectos.

Tanto enfermedades como plagas son, según expertos nacionales e internacionales, factores de peso en la disminución de la producción de cacao. Así que mantener la guardia siempre en alto y trabajar en equipo es clave.

Un inadecuado desempeño en la postcosecha puede marcar además la diferencia entre un cacao apetecible o no para los mercados internos o externos. En la postcosecha están involucradas una serie de etapas sensibles a la contaminación del cacao, sobre todo en la fermentación y el secado.

La semilla puede ser infectada por gérmenes como hongos y bacterias, así como plaguicidas, herbicidas o metales pesados. Mantener la inocuidad durante la producción, almacenamiento y distribución es una labor que requiere de  un inquebrantable compromiso con la excelencia.

No se trata de eliminar los riesgos porque en la agricultura estos nunca llegan a cero, pero Venezuela sí debe montarse sobre los rieles de las buenas prácticas agrícolas para minimizarlos y aumentar la eficiencia y productividad.

Enfermedades y plagas afectan la producción de cacao

Un dolor de cabeza global

“Las enfermedades son el principal factor biótico que afecta al cacao a nivel mundial, lo que sumado a los efectos del cambio climático pone en riesgo las plantaciones actuales, sobre todo aquellas uniformes conformadas por materiales susceptibles. Cuando las condiciones ambientales son favorables a enfermedades como la moniliasis o la escoba de bruja, es frecuente obtener pérdidas que superan el 60% de la producción en plantaciones mal manejadas”, nos explica Wilbert Phillips-Mora, líder del Programa de Mejoramiento del Cacao del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) con sede en Costa Rica. “En Latinoamérica se observa un incremento en los daños por estas causas que obligan a redoblar los esfuerzos en el desarrollo y uso de variedades tolerantes como las desarrolladas por el CATIE, pero también en prácticas agrícolas de control y manejo de la plantación más eficientes y sistemáticas”, agrega el fitopatólogo amante del cacao.

En Venezuela

El tema de las enfermedades del cacao es tan extenso como complejo, y en Venezuela se presentan particularidades entre las diferentes regiones productoras. Sin embargo, Ramón Vidal, ingeniero agrónomo del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (Inia) nos dice que en los estados de mayor superficie y producción como Sucre (Oriente) y Miranda (Centro) las enfermedades más frecuentes son la escoba de bruja causada por el hongo Moniliophthora perniciosa, la pudrición parda de la mazorca y cáncer del tronco causadas por el hongo Phytophthora palmivora y otras especies de Phytophthora.  “En el árbol causan malformaciones en ramas, daños en el tallo y en algunos casos muerte de la planta”.

Las medidas de control se orientan hacia el uso de variedades resistentes, prácticas culturales, uso de biocontroladores y en algunos casos aplicaciones de fungicidas, según expone Vidal.

Sobre la escoba de bruja, el bioquímico Jaime Flores, representante en Venezuela del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), recomienda implementar también buenas prácticas culturales a nivel de campo que involucren la limpieza de la finca. “Las enfermedades en cuestión y en especial la escoba de bruja está muy relacionada con el sentido común. Donde se tengan desperdicios o el nicho para el desarrollo de plaga o la enfermedad, allí se generarán los focos para la contaminación”.

Otros estados venezolanos presentan enfermedades como la moniliasis del cacao, antracnosis, muerte regresiva, mancha de agua y agallas, entre otras.

El tema de los insectos plagas merece un capítulo aparte, que exploraremos en otra entrega. No obstante, Vidal adelanta que los más importantes son “los perforadores del tronco (Escolitidos) y varias especies de perforadores de los frutos, pero su incidencia varía de acuerdo con las zonas de producción”.

Las enfermedades varían de acuerdo a la zona

Monilia, problema clave

El CropLife Latin America dice que la monilia en Venezuela está diseminada en el occidente del país y causa pérdidas superiores al 50% de la cosecha en plantaciones con bajo nivel de tecnología. El CropLife Latin America es una organización gremial internacional que representa a la industria de la ciencia de los cultivos y trabaja por una agricultura sostenible y productiva en el marco de las buenas prácticas agrícolas.

Desde la Estación Central Chama del Inia-Zulia, Raisa Rumbos explica que coincide con los datos del CropLife sobre el impacto de la monilia en el occidente venezolano e, incluso, agrega que el hongo (Moniliophthora roreri) “produce pérdidas en la zona entre un 50% y un 80%, y hasta de 100% en el peor de los casos”.

La moniliasis se ensaña contra los cacaos híbridos con tendencia a forasteros, con más sangre forastera y contra los forasteros como tal.

La experiencia de campo le ha indicado a Rumbos que el hongo en cuestión no ataca al cacao porcelana (típico de Sur del Lago) porque tiene resistencia a la monilia, como el San Juan 1 y el San Juan 3. “Esta resistencia está presente igualmente en el Cacao Guasare”.

La investigadora PI7 y fitopatóloga explica que es fundamental reconocer los cinco principales síntomas de la moniliasis: “Giba (abultamientos), mancha parda amarillenta, puntos aceitosos, la mancha de chocolate y los frutos momificados esporilados” (esporas del hongo que pueden infectar otros frutos o plantaciones sanas).

Desde el Sur del Lago, la también ingeniero agrónomo Iraima Chacón, coordinadora del Centro Socialista de Investigación y Desarrollo del Cacao (Cesid-Cacao), adscrito a Corpozulia, señala que luego que la enfermedad se instala en una plantación “no se puede eliminar, pero sí es posible controlar su incidencia”.

Chacón estima que con buenas prácticas agrícolas como la poda, control de maleza y drenajes, cosecha oportuna de los frutos y la regulación del  sombrío se puede revertir en una proporción equivalente el impacto que la moniliasis  ocasiona.

Acota que desde el Cesid-Cacao están preparando constantemente a los productores para que reconozcan los síntomas de la enfermedad que describió como muy invasiva.

Los estados Zulia, Mérida, Trujillo, Táchira, Barinas y hasta Apure son los más afectados por la monilisis, que puede atacar tanto en verano como en invierno, pero se hace notar más durante la entrada de las lluvias.

Oído al tambor

Jaime Flores nos advierte igualmente que estudios del IICA han podido determinar que enfermedades del cacao prevalentes en el Sur del Lago como la moniliasis se propagan hacia el Centro y Oriente de Venezuela, como Barlovento (Miranda) y hacia el estado Sucre debido a la falta de controles y por un inadecuado transporte del material genético.

En este punto, Chacón indica que la moniliasis “también ha sido reportada en el estado Amazonas”, al sur de Venezuela.

Otras enfermedades con más o menos presencia en el occidente son la antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides), la muerte súbita o repentina (Lasiodiplodia theobromae), la mancha de agua (Phytophthora megasperma), pudrición parda o cáncer del tronco, ramas o raíces (Phytophthora palmivora), la misma escoba de bruja y agallas del cacao.

Las buenas prácticas agrícolas son indispensables

¿Sin directrices?

La calidad del cacao está también estrechamente relacionada con la postcosecha, etapa en la que explotan esos sabores y olores tan característicos que cautivan al mundo. Pero más allá de las enfermedades, plagas o contaminación a la que pueda estar expuesta la semilla, en el país debe ocurrir un cambio de chip para dar un paso adelante en materia de buenas prácticas agrícolas. De lo contrario, salir del estancamiento productivo será cuesta arriba.

“Aunque podamos tener los mejores cacaos del mundo, el mal manejo de la postcosecha podría afectar no solo las características organolécticas, sino también su inocuidad”, apunta Flores, quien tiene una maestría en Gestión de la calidad.

“Es necesario concientizar al productor de que existen prácticas diferentes a las tradicionales, con una visión agroecológica. Luego hay que llegar al proceso de difusión, educación y seguimiento. No basta con capacitar al productor, el secreto está en los programas de extensión y acompañamiento.  No basta tampoco solo saber cuáles medidas implementar para controlar una plaga o enfermedad, sino tener políticas y programas sanitarios que contengan las fases de prevención, control y la erradicación si esta última se pudiera hacer”.

Otros estudios realizados por el IICA en Venezuela han concluido que un mal manejo de la postcosecha puede provocar contaminación del cacao, una como la ocratoxinas A producida por un hongo micotoxigénico y otra contaminación menos conocida con salmonella. “Existen procesos empíricos como aquellos en los que la semilla es secada en patios que tal y como se realizan pueden afectar la inocuidad por micotoxinas o por salmonella”, señala Jaime Flores.

La asistencia técnica al productor es fundamental

Buenos ejemplos

En contraste y a pesar de que el país pareciera no posee directrices de buenas prácticas agrícolas, sí existen algunos buenos ejemplos que, por citar ahora solo uno, están conscientes de la importancia de ofrecer alimentos de calidad ajustados a los procesos de inocuidad y para ello despliegan planes de fomento y de desarrollo agropecuario con sus proveedores. “Nestlé tiene un programa llamado Plan Cacao, con el que  no solo  promueven viveros con variedades de cacaos finos de aroma, sino que también asisten en materia de las buenas prácticas agrícolas”, señala Flores, un ecuatoriano con 12 años en Venezuela. Igualmente, el país cuenta con un manual de tecnología moderna para el cultivo denominado El cacao en Venezuela, de Humberto Reyes y Lilian Capriles, investigadores y propulsores de la siembra del cacao cuya bibliografía es referencia nacional para todos los interesados en el tema.

Desde la tierra o la postcosecha las buenas prácticas agrícolas son una herramienta indispensable para fortalecer la calidad de nuestros cacaos, amenazados por una larga lista de enfermedades y hasta plagas que ponen en riesgo constante la producción, con las implicaciones socioeconómicas que esto conlleva.

El mejor cacao del mundo, el venezolano, merece y requiere de una atención integral que solo puede mantenerse con un trabajo en equipo concatenado y de largo aliento.