Juan Pablo Crespo (juanpamark)

En su poder tiene más de 300 tabletas de chocolate,  “y las que faltan”, como ella misma suele decir.  Las cuida como si se tratase de un recién descubierto tesoro que por siglos durmió en el fondo del Atlántico que separa a Venezuela y España. Helen López Vásquez, mejor conocida como Helen Chocolate, no solo es la embajadora por excelencia del cacao venezolano en la madre patria, es una evangelizadora del chocolate fino más allá del que se pueda elaborar por  Francia, Suiza o Bélgica, además es una pionera que apunta muy alto, siempre con su origen a cuestas.

Helen tiene 10 años radicada en España y los últimos cinco dedicados a la cata de chocolate, una actividad que inició desde cero y ahora es toda una referencia, aunque alrededor del dulce desarrolla una variopinta agenda de actividades.

La caraqueña es además una trotamundos del chocolate porque “no existe” una feria importante a la que no haya dicho “presente”: París, Londres, Bélgica, Tokio… Empaparse del movimiento Bean to Bar y del chocolate fino con la crema innata de estos sectores ha sido para ella un norte siempre a seguir. “La idea es crear el año que viene la escuela de Bean to Bar en España. Me veo estableciendo fábricas de chocolate bean to bar.

Confiesa que cuando llega a una feria y se enteran que es oriunda de la paria de Bolívar, la persiguen buscando la manera de conseguir cacao venezolano.

Raíces

Helen Chocolate es una periodista egresada de la Universidad Central de Venezuela que se desarrolló en la fuente gastronómica tras salir de las aulas, aunque posee un doctorado en Relaciones Internacionales. A España llegó con una beca por seis meses y para poder extender la visa de estudiante se formó también en áreas como Marketing y Lenguaje de Medios.

Su familia es de Río Caribe, en el estado Sucre (nororiente costero venezolano), caracterizado por poseer unos exquisitos cacaos. Aunque creció en Caracas, recuerda con amor aquellas visitas al pintoresco pueblo. “Allí estuve, conociendo el cacao y su tierra. Es un olor intenso que queda guardado en la memoria. En las haciendas cacaoteras existe un conocimiento que ningún libro contiene”.

-Tú dices que tienes el mejor trabajo del mundo, aunque quienes aman su trabajo dicen lo mismo, en tu caso, ¿cómo justificas que el tuyo es el mejor?

-Bueno, primero, me dedico a lo que realmente más me gusta y, segundo, este trabajo lo diseñó yo. Antes en España no existía nadie que se dedicara a catar únicamente chocolate, a pesar que este país tiene una cultura gastronómica muy importante, con catas de prácticamente todo. Así que detecté la oportunidad de abrir un camino y ser pionera, a pesar que España es uno de los países de Europa que menos chocolate consume. El chocolate es además el único alimento que genera felicidad.

-¿Y cómo nació la idea de estas catas que tú ofreces?

Mis catas surgieron en Venezuela, donde pasaba la Navidad. Pero cuando tenía ya unos siete años en España regresé en tres ocasiones seguidas, en las que pude asistir a distintas catas de chocolate. De esta manera me di cuenta que Venezuela es un país con bastante y excelente chocolate, algo que no se repite mucho en otras latitudes. Así despertó el gusanillo. En España comencé las catas con fines benéficos. Recogí fondos para enviar medicinas y juguetes para niños en escuelas venezolanas. Las catas funcionaron y me pregunté ¿por qué no dedicarme a esto que me ha gustado toda la vida?

Al principio ofrecía solo chocolates venezolanos que me traían amigos o conocidos en sus maletas. Me llamaron de Maiquetía porque se sintieron identificados con la iniciativa y empezaron a enviarme chocolates. Ofrecía, por ejemplo, Icoa de El Rey, el mejor chocolate blanco del mundo, Irapa, también de El Rey; Canoabo, de Franceschi, otro de los mejores del planeta en su estilo oscuro, así como algunos del movimiento Bean to Bar como Mis Poemas y los de Cacao de Origen de María Fernanda Di Giacobbe.

La vuelta al mundo

La idea es pasearse y conocer a fondo el excelente chocolate que se hace en el planeta más allá de Francia o Suiza. ¡Permiso!,  llegó el sabor de Venezuela…

-¿Y luego?

-Después comencé a asistir a las ferias de chocolate del mundo para empaparme del movimiento Bean to Bar y del chocolate fino. Fui a Tokio, París, Londres y Bélgica. Comencé a entender que podía hablar de chocolate, de Venezuela y de América Latina.

Luego creé La vuelta al mundo en 8 chocolates para mostrarle a la gente que no solo en Suiza, Francia o Bélgica hay chocolates. El recorrido sensorial incluye Colombia, Ecuador, Hungría, Islandia, Lituania, Perú, Vietnam y Venezuela. Pasamos también por Francia porque este país tiene muchos chocolates con cacaos de América Latina.

Terminamos el recorrido con chocolates finos venezolanos, específicamente con Chocolates Franceschi. Finalizamos con Venezuela porque cuando lo hacíamos al revés la mayoría de los países quedaban mal parados, por decirlo de alguna manera, porque el chocolate venezolano abrumaba, era poner el listón demasiado alto. Lo que sucede es que el cacao de Venezuela genera muchísimos tonos, la gente descubre frutos secos, madera, regaliz, cítricos entre otros. Ojalá Venezuela tenga la fuerza para exportar a gran escala sus chocolates y cacaos. Cuando llego a una feria y saben que soy venezolana, me persiguen buscando la manera de conseguir cacao.

Ofrezco también catas más a medida del cliente y hacemos talleres de tabletas para niños.

 -España y Europa en general es tierra de grandes maestros pasteleros… ¿Alguno de ellos te han preguntado cómo conseguir más cacao venezolano?

– Sí, pero me ha pasado principalmente con aquellas personas que están en el mundo del Bean to Bar. Lo que pasa es que los pasteleros españoles, en gran medida, trabajan con Valrhona y son difícil de cambiar porque Valrhona es fácil de trabajar y está diseñada para la pastelería. No hay mucha innovación, apenas este año apareció Joan Roca, quien quiere hacer su chocolate y los presentó en San Sebastián Gastronómika, comprando habas de Perú y, por cierto, su asesora es una venezolana. En España también trabajan mucho con bases de Chocovic.

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– ¿Y qué les dices a esos emprendedores del movimiento Bean to Bar que no consiguen el cacao venezolano?

– A veces es descorazonador. He tratado de guiarlos con los posibles vendedores, es difícil por todo este tema de la exportación, es frustrante. A mí me envían pequeñas muestras para poder realizar mi trabajo, y comparto, por citar una medida, medio kilo, y cuando lo prueban me pregunta ¿cómo hago para conseguir una tonelada de cacao venezolano?

-Y si tuvieras el poder de tomar algunas medidas para mejorar la exportación de cacao venezolano, ¿qué harías?

– Primero, el control de cambio es una de las grandes desgracias para cualquier economía. Luego está el tema de la dificultad para exportar, en este punto tiene que ocurrir una flexibilización en los trámites. No tiene sentido que para exportar productos terminados tengas que cumplir con cerca de 80 pasos. Es necesario depurar el tema aduanal venezolano. Por su puesto, esto no tiene la prioridad que tienen otros problemas tan básicos como el acceso a las medicinas.

Una mirada al origen

Venezuela tiene en sus cacaos de origen una ventana de oportunidades. Nuestros chocolates no tienen techo.

-Volviendo al chocolate, ¿en el origen está nuestra fortaleza?

-Sí, ahora tenemos una tremenda oportunidad porque el mundo del chocolate está mucho más interesado en el tema del origen. Por primera vez en el planeta, la gente está al menos medianamente interesada en saber de dónde provino el cacao del chocolate que consume. Pero recordemos que en Venezuela se habla de origen desde hace mucho, el país lo viene practicando con los nombres de los chocolates que se ven en los empaques. Y esto es lo que precisamente hace fuerte a los chocolates de Venezuela tan reconocidos por sus orígenes. En las ferias internacionales se habla de Río Caribe, de Carenero, de Sur del Lago…, aunque también de  Esmeralda y de otros países.

Una mujer emprendedora y orgullosa de su herencia venezolana

-¿Y a dónde quieres llegar con tu trabajo?

-Siempre he dicho que España tiene una deuda que pagar con su chocolate. España fue el país que creó la mezcla de cacao y azúcar y eso siempre se lo digo a todos los españoles; y tiene que defenderlo además de hacer una estrategia de marketing alrededor de eso. Antes había aquí cientos de cientos de fábricas de chocolate, pero muchas ahora están abandonadas, y lo que se ha hecho es comprar en gran medida la cobertura de chocolate a Francia o Bélgica.  Me veo entonces fortaleciendo y sembrando ese amor por el chocolate para que la gente se sume cada vez más al movimiento global de Bean to Bar. La idea es crear el año que viene la escuela de Bean to Bar en España. Me veo estableciendo fábricas de chocolate bean to bar, del lado de la tableta o a pequeña escala. 

-¿Cómo ves el movimiento Bean to Bar en Venezuela?

Muy potente, sin embargo, una de las cosas más duras que tenemos por delante es vivir en un país lleno de cacao, pero sin la azúcar suficiente. En este sentido, estamos frente a un movimiento muy importante aunque llegará hasta donde se pueda conseguir la materia prima. En Venezuela vivimos una gran paradoja que creo no sucede en otro país: El precio de la azúcar es superior al del cacao. Faltaría también dar el paso de integrarlo a la cocina salada.

-¿Qué tendrán los chocolateros españoles que aprender de los chocolateros venezolanos, y viceversa?

-De Venezuela deben aprender sobre el origen, sobre todo en Europa deben entender que un chocolate de origen puede ser tan bueno como un chocolate elaborado en Suiza con materia prima de América Latina. La gente no cree que puedas tener una excelente cobertura con Chocolates El Rey. Venezuela, entre tanto, debe analizar la manera cómo España se ha convertido en uno de los países del mundo con mayor cantidad de productos con Denominación de Origen. Hablamos de vinos, mantequillas, aceites, naranjas, almendras… Creo pasan de las 400 denominaciones, una buena manera de vender al país. Así que debemos trabajar más por las denominaciones de origen, no solo las de cacao, sino de una larga lista de productos.

Helen Chocolate lleva en su sangre el cacao venezolano y en su corazón al chocolate. Una emprendedora que piensa en grande.

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