Por: Yesibeth Rincón / @yesirincon
Fotos: Liliana Elías / Agencias

La flor del cacao tiene fascinantes historias para contar. Una de estas, su proceso de reproducción, que se realiza a través de un proceso llamado polinización, que no es otra cosa que la transmisión del polen al óvulo para que sea fecundado.

Ésta no es hecha por viento, sino que es necesario un insecto, un mosquito de la orden díptera, de la familia ceratopogonidae, cuyo tamaño es de apenas dos milímetros.

La flor del cacao está compuesta por cinco sépalos, cinco pétalos, 10 estambres y un ovario súpero, es también hermafrodita, es decir, tiene una parte masculina y otra femenina. Los pétalos están dispuestos en forma alterna con los sépalos y presentan una forma muy particular, es decir, son angostos en la base, luego se ensanchan y se hacen cóncavos para formar un pequeño capuchón de color translúcido. El mosquito, según los investigadores, llega a la flor atraído por las líneas guías de los pétalos, esas guías lo llevan hasta las anteras que se encuentran ocultas dentro de las cogullas que conforman el pétalo.

“Es necesario un insecto lo suficientemente pequeño que entre en la cogulla y por aleteo o por que se adhiera el polen a sus patas, y cuando el mosquito trata de salir de la cogulla vaya hasta donde está el estigma que corona el ovario de la flor y deje el polen sobre éste estigma. En ese momento, cuando el polen llega al estigma, entonces el polen empieza a meter el tubo polínico. Ese tubo polínico penetra por el estigma y llega hasta el ovario donde están los óvulos, en ese momento ocurre la fecundación”, explicó el investigador Álvaro Gómez.

El agrónomo explicó que las flores de cacao comienzan a abrirse a las 8:00 de la mañana y en algunas inmediatamente que abren está disponible el polen para fecundar el ovario. Pero en el caso del cacao porcelana o guasare el polen no está disponible cuando se abre la flor, sino después de las 12:30 del mediodía, que es cuando el polen está apto para fecundar el ovario.

El cojín floral se forma o se desarrolla en el tronco y en las ramas adultas del árbol

Compatibilidad o incompatibilidad

El cacao se puede comportar como autocompatible, autoincompatible, compatible o incompatible, eso va a depender de los tipos de cacao. La mayoría son autocompatibles.

“Hay incompatibilidad cuando el polen de una planta no es compatible con la otra planta, entonces no ocurre la fecundación, y cuando hablamos de auto incompatibilidad es porque no es capaz de polinizarse con su mismo polen, unas son autoincompatibles al 100% y otras puede que presenten problemas con algunos granos de polen y no son compatibles con los óvulos en el ovario, por eso se presentan maracas que tienen algunos granos sin nada dentro”, añadió Gómez.

Las decisiones que se toman al momento de la plantación tienen que ver con la compatibilidad o no del cacao porque si se colocan cacaos que son incompatibles nunca se obtendrán maracas porque no hay polinización.

“Si no se puede fecundar él mismo, tienes que ponerle plantas que el polen de esas flores sí lo puedan fecundar porque si no es autoincompatible. Si hay árboles que no son compatibles con ninguno de los que tiene alrededor no hay quien los polinice”, expuso, por su parte, Ramón Vidal, investigador del Instituto de Investigaciones Agrícolas.

Cuando la planta de cacao es fecundada normalmente se encuentran en una maraca 40 semillas, si se trata de cacao criollo. En el caso del cacao forastero se encuentra una mayor cantidad de almendras, 50 óvulos, “a veces pueden ser hasta 52 en el caso de los trinitarios y forasteros”, aseveró Álvaro Gómez.

Sin la transmisión del polen al óvulo sería imposible la reproducción y cosecha de las coloridas maracas que contienen dentro las ricas almendras de oro marrón, el cacao.

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